Ziganda lleva la sesión del Real Oviedo del miércoles al Tartiere

El Real Oviedo completó en El Requexón la segunda sesión de las cuatro previstas esta semana, ya que el viernes vuelve la competición con el conjunto azul recibiendo a la SD Ponferradina (21:30 horas). De cara a la preparación de ese duelo, y tras haber realizado los últimos tres entrenamientos en la ciudad deportiva, el técnico navarro ha optado por volver a ensayar directamente sobre la hierba del Tartiere.

Los azules están citados el miércoles en el Carlos Tartiere (10:00 horas) para ensayar sobre el terreno la propuesta con la que dejar los puntos en Oviedo. Los carbayones tuvieron la primera toma de contacto con el campo la semana pasada en forma de partido entre ellos y será el miércoles, a más de 48 horas de la disputa del partido, cuando vuelvan a trabajar con la superficie y las dimensiones con las que van retomar la competición tres meses después.

Aunque sin el público, vital para el equipo, el propio jugador azul Carlos Hernández explicaba a principio de semana que «cualquier futbolista prefiere jugar en casa». Eso es lo que harán los oviedistas en 6 de los 11 partidos que quedan por disputarse, razón por la cual recuperar sensaciones en el Tartiere se vuelve aún más importante en el ámbito táctico y deportivo.

Como ya ocurriera el pasado viernes, la puesta en marcha del entrenamiento en el Tartiere tiene gran relevancia también en lo organizativo. Los jugadores habrán de hacerse a las nuevas normas de movimiento y comportamiento previstas en el protocolo de partido, y entre ellas están las de no usar los banquillos, cambiarse por grupos o coger balones de detrás de las vallas, donde deberán estar puestos sobre conos.

El uso de gel desinfectante cada vez que se atraviese el túnel de vestuario será otra máxima de partido que los azules pongan en práctica también durante el entrenamiento del miércoles. Guantes y mascarilla como atuendo, la identificación pertinente de cada jugador al llegar al estadio o la toma de la temperatura en los bajos del Tartiere marcarán la rutina lejos de El Requexón.