-¿Ha tenido tiempo para asimilar la condición de entrenador del Real Oviedo?
-No. Fue todo muy rápido. Te lo comunican de domingo a la tarde, de lunes empiezas a entrenar y el jueves y el domingo ya tienes los primeros partidos. Al ser de aquí y teniendo sentimiento hacia el club prefiero no pensar. Me limito al día a día, a entrenar y preparar bien los partidos, que el equipo dé una buena imagen, saque puntos y la afición se identifique con él.
-¿Le cambió la vida ser entrenador del primer equipo de la ciudad?
-Siendo entrenador del filial no te haces fotos, ni firmas autógrafos prácticamente. En ese sentido me cambió para bien. Sigo siendo el mismo, que vengan niños a hacerse fotos son cosas para mí grandiosas, poder hacerles feliz y que te piden fotos. Por lo demás, soy el mismo, misma rutinas y viviendo prácticamente como hacía en el filial.
-¿Qué le dice la gente?
La gente siempre es muy cariñosa, al principio venían con el «¡Dales caña!», pero todo desde el cariño. Hay bastante respeto y cuando vas por la calle la gente te respeta y no te atosiga.
-¿Dudó en aceptar el reto?
-El día del Elche no vine a ver el partido al campo. El primero que me habla es Joaquín, nadie del club me había dicho nada, pero no fui al partido por cómo estaba el equipo, no era cómodo y lo vi en casa solo. Luego me puse a ver el Zaragoza-Extremadura que jugaban justo después y, al descanso me llamó Joaquín. En el momento de la llamada me quedo un poco sorprendido, pero pensé en que podía ser eso. Me citaron aquí y me preguntaron si era un marrón o una oportunidad y me pareció hasta mal que me hicieran esa pregunta, porque para mí era una oportunidad.
-¿Qué diferencias encuentra en el fútbol profesional a lo que había vivido antes?
-Pocas, muy pocas. El futbolista profesional valora muchísimo lo que le dice el entrenador. Me observa mucho y está todo el día pensando en si de verdad tienes personalidad, en si lo que dices sabes. Los chavales estaban ganados para la causa, éramos una familia y daba igual lo que dijeras, pero miro mucho qué decir ahora, porque como entrenador me marcó ayudar mucho a los jugadores. Soy muy exigente conmigo mismo y esa exigencia me hace pensar en no fallarles también a ellos.
-¿Ha hablado de su continuidad?
-No se habla de continuidad, tengo contrato hasta el 30 de junio, siempre hablamos de hasta final de temporada, no un partido o dos. Soy feliz aquí y cuando haya que sentarse, yo pondré todas las facilidades del mundo, porque yo quiero ser el entrenador del Oviedo.
-¿Tan mal estaba el equipo cuando lo cogió?
-Queda mal decirlo, pero estaba muy mal. Estaba con una desconfianza muy grande, había dos jugadores que me dijeron que no pensaban en si íbamos a bajar a o no, pero no se veían con fuerzas para ganar a nadie un partido. Fue difícil, porque no estaban dando el nivel, era un equipo que salía y jugaba, pero no tenía una identidad y a mí eso me condicionó un poco al principio. Hubo que trabajar muchísimo en los primeros días aspectos motivacionales para que se recuperaran. A medida que paso la semana del Zaragoza pudimos trabajar más lo deportivo, de táctica y ahora lo estamos globalizando. Es lo ideal. El equipo mejoró, pero es también porque los jugadores tienen talento, no porque estemos haciendo nada tan bueno el cuerpo técnico.
-¿Esperaba una reacción así?
-Si la esperaba. El día del Extremadura, sin estar bien, pudo ganar el partido y hubo ocasiones para hacerlo. En Ponferrada hiciste 60 minutos bien, pero luego lo tiraste por cómo llegabas. Contra el Zaragoza pudiste ganar a un equipo que venía sin perder, ni ir nunca por detrás en el marcador. En Tenerife no concedimos nada, contra el Numancia merecimos ganar, aunque es cierto que manejamos mal los últimos minutos y perdimos dos puntos. En Albacete hiciste un segundo tiempo para ganar y ante el Girona es cierto que la expulsión nos lo puso de cara, pero por eso no me sorprende la reacción, porque no nos están regalando nada, nos lo estamos ganando.
-Está logrando la mejor versión de jugadores como Borja Sánchez, Saúl Berjón o Carlos Hernández, ¿cómo lo ha conseguido?
-Borja nada especial. Tenemos una relación de hace muchos años y hay un Borja fuera del terreno de juego y otra en el campo. Saúl me facilitó todo mucho con la primera conversación que tuve fue con él y luego con el resto de capitanes. Me dijo que fuese igual que en el filial, ya tenía relación con el cuerpo técnico y ayuda. Ser de aquí, de la casa, de toda la vida, te facilita las cosas. Con Carlos también tuve una conversación. Era el futbolista más irreconocible de todos y fuimos de la mano. Hubo más casos y todos van a tener su momento y tienen que estar preparados para que cuando llegue su momento les dé la oportunidad.
-¿Cómo quiere que sea el Real Oviedo de Rozada?
-No es el Oviedo de Rozada, desde que empecé en todos los equipos siempre me adapté a los jugadores. En cada equipo jugué de una forma y me adapté a ellos. Hay una cosa innegociable conmigo: el compromiso, la intensidad, la concentración y ser un equipo atrevido. Ser valiente es como en Albacete con el 1-1, con ambición es el Numancia con el 1-0 y fuimos a por el 2-0. Me gusta que el jugador juegue con pasión, con corazón, que el futbolista tenga sentimiento y el que lo lleva sabe que conmigo va a jugar y el que no lo tiene sabe que conmigo vale más que salga en diciembre.
-¿Está encontrando el once tipo?
-Eso es bueno, cuando acabas de llegar no es fácil dar con un once tipo, ahora los resultados nos están ayudando. Habrá lesiones y sanciones, pero moldearemos un poco todo, aunque hay que seguir en esa línea.
-¿El equipo ataca mejor que defiende?
-Vino el Girona con jugadores que no es que jugaran en Primera hace ocho años. Fue el año pasado. Al final nos hicieron dos goles y otra oportunidad, lo mínimo. Es cierto que jugaron con diez, pero es el Girona y el partido tenía presión.
-¿Qué pasa con jugadores como Diegui Johannesson e Ibrahima?
-Con Diegui hay tres laterales derechos y es complicado. Sangalli el día de Tenerife se sacrificó. Nieto dio un paso adelante, pero igual lo puede dar Diegui. Es de la casa, lo conozco de hace años, tiene muy buenas condiciones, siempre ha cumplido por encima de lo que se esperaba y ser de aquí te da confianza al principio, pero luego se te exige más. Va a depender del rendimiento que den Nieto y Lucas, y ojalá le llegue el momento y lo aproveche. Me fastidia la situación de Ibra, porque es un tío que suma, merece la pena, pero me duele que entrenando no veo ese jugador que el domingo nos pueda dar esas prestaciones. El sábado tuve una conversación muy buena con él y es un futbolista de competir, de partidos y ojalá nos pueda dar cosas.
-¿El mercado de invierno?
-Siempre piensas en el mercado de invierno, en reforzar. Pero ese tema es cuestión de Michu, de César y de la gente del club. Michu lleva poco tiempo, pero ha fichado a Ortuño, que lleva nueve goles. Sangalli mira el rendimiento que está dando y Nieto ha dado un paso, mientras que Arribas está lesionado. Tengo máxima confianza, vamos a ir de la mano, ya me han preguntado posiciones y ojalá podamos reforzarnos bien.
-¿Cuál es el objetivo del Oviedo?
-Competir todos los partidos como lo estamos haciendo. El Oviedo estuvo en la UVI y en Segunda no es fácil ir sacando poco a poco la cabeza. Pienso que estar ahí abajo nos tiene que servir para ver cómo es la categoría. El club viene de no tener presión años anteriores, porque tuvo inicios buenos. Hay que unirse, hay equipos que bajaron con mejor plantilla y más presupuesto. Tenemos que valorar de donde venimos, donde estamos. Luego la competición nos irá poniendo donde nos tenga que poner.
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