«Cuando estás en un filial siempre aspiras a entrenar un día al primer equipo»

-Yo di esa rueda de prensa destrozado, porque cuando Anquela deja de ser el entrenador del Oviedo pensé que iba a serlo yo. Lo tenía clarísimo. Creo que era un momento bueno, quedaban siete partidos, el equipo tenía muchas opciones de 'play off' y creo que entrar hubiera podido ayudar a que se lograra. Me dolió. Fue un día muy duro ese lunes y en ese momento hablé con el corazón, expresé lo que sentía.

-¿Qué cambió desde entonces para que continuara en el filial esta temporada?

-Esa rueda de prensa la di con el corazón, luego acabó la temporada y en frío analizamos las cosas. No tenía claro en ese momento si iba a seguir aquí o no, esa decisión me dejó descolocado. Luego en una cena en casa de Joaquín del Olmo hablamos a solas, expresamos todo y no me dijo que iba a entrenar al primer equipo, pero sí que el club confiaba en mí. Cuando no te ponen en su momento tú dudas. Al final estas en un filial y aspiras, como los jugadores, a poder estar en el primer equipo.

-¿Esa ambición de entrenar al primer equipo le perjudicó en las relaciones con Anquela?

-Puede ser. Cuando Anquela ficha por el Oviedo yo me lleve una alegría enorme, por poder coincidir con una persona que para mí era un referente como técnico. Es un entrenador que se ha hecho a sí mismo y es una alegría poder coincidir con él y aprender de un preparador como él. Es cierto que soy muy ambicioso, que siempre quiere ganar y hacerlo a los mejores. En el tema de Anquela creo que los dos tuvimos culpa. Él desde el principio no quiso una relación fluida con Berto (Alberto Martínez, preparador físico) y conmigo, pero yo también tuve la culpa, porque como entrenador del filial tengo que ceder y realizar cosas que este año hice. No se trata de mí o de Anquela, creo que en ese proceso perjudicamos a gente como Edu o Borja, que pasaron de jugar a desaparecer de los entrenamientos o de las convocatorias. Eso me dolió. Yo al míster le pedí disculpas por un tema con un video.