Anduva sigue siendo maldito

El Mirandés, de inicio, no parecía muy interesado en tener el balón y se lo cedió a los ovetenses, que no le hacían ascos y tenían el control del encuentro. Era ese dominio tan aplastante como inútil a efectos ofensivos, ya que los azules apenas eran capaces de acercarse con peligro a la portería de Ramón Juan.

Los locales se arropaban juntando líneas y apenas ofrecían fisuras por las que se pudieran colar los ovetenses. El juego era anodino y plano, sin que los porteros tuvieran que intervenir para nada. La posesión era claramente de los azules, pero solo se acercaron a la portería local en un centro de Lucas que no encontró rematador y luego en un disparo de Bretones que pegó en la defensa.

El dominio del encuentro tuvo un mal efecto sobre los ovetenses que entraron en una fase de relajación. Eso lo aprovechó el Mirandés para adelantarse en el marcador. Bastó un centro al área, que no parecía peligroso, hasta que Martón se adelantó a Leo Román y David Costas, para meter el pie y adelantar al conjunto local. La primera llegada al área de Leo Román se convirtió en gol y complicó el partido a los ovetenses.

El problema para los de Luis Carrión era la falta de recursos en ataque. Viti era el único que lo intentaba, sobre todo conduciendo hacia el centro, pero ahí no aparecía un pie amigo en el que confiar para dar continuidad al juego. Por la derecha Paulino no estaba y casi ni se le esperaba, ya que casi todas sus acciones estaban ralentizadas y eran previsibles para la defensa que se le echaba encima y evitaba cualquier acción de peligro.

El Mirandés tenía el partido donde quería, ya que el aparente dominio de los ovetenses sobre el terreno de juego no lo era en el marcador.

Lejos de servir para espolear a los carbayones, la desventaja en el marcador los acabó de desorientar y permitió a los locales tener un final de la primera mitad muy plácido, con el balón más cerca de la portería de Leo Román que de la de Ramón Juan. En definitiva, mucho balón y poco fútbol del que sirve para ganar partidos.

En el descanso Luis Carrión no hizo cambios, pero si a los ocho minutos de la reanudación cuando retiró del campo a Paulino, uy desafortunado, para dar entrada en el campo a Sebas Moyano, que ocupó el costado izquierdo, pasando Viti a la derecha.

Precisamente Sebas Moyano protagonizó en sus dos primeras intervenciones sendas acciones de peligro. Sin embargo, en ninguna de ellas encontró rematador con sus centros.

El técnico azul cambió el dibujo para dar entrada en el campo a Alemao, en sustitución de Seoane, con lo que el equipo pasó a jugar con dos delanteros. La primera consecuencia fueron dos ocasiones claras para el Mirandés, en especial en las botas de Gabri Martínez.

Los azules no eran capaces de llegar de ninguna manera y tenían problemas en defensa que provocaron, entre otras cosas, que Dani Calvo viera la quinta tarjeta amarilla, con lo que se perderá el encuentro ante el Espanyol.

Romario Ibarra sustituyó a Viti, lesionado, mientras que Camarasa ocupó la plaza de Luismi, en busca de más control en el centro del campo. Pero el Mirandés seguía teniendo el partido donde quería.

A medida que pasaban los minutos, a base de empuje los ovetenses empezaron a rondar la portería local y a disponer de alguna ocasión. Así fue como Borja Bastón se encontró con un balón en la frontal, tras un rechace y lo ajustó a la cepa del poste para empatar, cuando corría el minuto 86 y un punto no parecía mal botín.

Sin embargo, en el último minuto del tiempo reglamentario, tras un saque de esquina, el balón le cayó a Ilyan, que remató y tras pegar en Dani Calvo se coló en la portería.