2019. Doña Sofía y doña Letizia abandonaron ayer abrazadas el Campoamor junto a la infanta, la Princesa de Asturias y don Felipe. HUGO ÁLVAREZ

Premios Princesa | Tres generaciones en el Campoamor

Doña Letizia y doña Sofía abandonaron el coliseo abrazadas. La imagen del éxito de doña Leonor en su gran cita con la Historia | La Princesa cautivó al teatro al dar las gracias a su abuela, que le contestó con un beso

AZAHARA VILLACORTA

OVIEDO.

Sábado, 19 de octubre 2019, 02:18

Es sabido que a los abuelos se les permiten ciertos privilegios que a los padres les están vedados. Así que ayer tarde, cuando la Princesa de Asturias tenía cita con la Historia en el Campoamor, mientras Sus Majestades aguantaban el tipo con un estoicismo ... digno de Reyes, a Paloma Rocasolano, la materna, se le escaparon las lágrimas en el patio de butacas, mientras que, en las alturas del palco de honor, a la paterna, que además de abuela es Reina emérita, se le iba la emoción por la mirada.

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Era la primera vez de muchas cosas. También la primera que el coliseo ovetense, epicentro de los Premios Princesa de Asturias, congregaba a tres generaciones de la Familia Real, reuniendo a doña Sofía con su hijo, ese que la propia Reina emérita ha descrito como muy parecido a ella en el carácter, genética helena manda.

«Felipe ha sido siempre tímido, serio, secundario, reservado. Como yo. Como su abuelo el Rey Pablo», ha dejado dicho. E idéntico linaje le atribuyen a doña Leonor, que pronunció su primer discurso en los galardones con una solvencia y un aplomo impropios de una niña de su edad, alternando el castellano con el inglés y sin trastabillar. Apenas en un rebelde «felicitar».

Trece años tenía asimismo don Felipe cuando habló en público en los galardones que entonces llevaban su nombre. Corría 1981 y la retórica del joven heredero de la Corona recordaba mucho a la de don Juan Carlos, que no le quitaba ojo de encima sentado a su lado.

Hoy, cuando el Rey emérito ha cedido el testigo, doña Sofía -biznieta, nieta e hija de Reyes- sigue cumpliendo con el rito del Campoamor año tras año con precisión germánica. Y ayer, como no podía ser de otra forma, el coliseo casi se vino abajo de pura ovación cuando, a punto de finalizar su intervención, la Princesa tuvo un agradecimiento emocionado para ella: «Me gustaría dar las gracias también a mi abuela, la Reina Sofía. Ella sabe lo importante que para mí es su presencia en esta ceremonia, que significa tanto para Asturias y para toda España». Y la abuela, claro, sonrió embelesada, aplaudió y hasta le mandó un beso con mano regia sin tener que disimular el orgullo.

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Y, cuando todo por fin terminó, con la prueba superada con nota por la primogénita, el público congregado a las puertas del Campoamor pudo ver cómo, por un fugaz instante, doña Sofía -de súbito más Borbón que Grecia- abrazaba por la cintura a doña Letizia y demostrando también de paso que, además de Real, esta familia también es real.

Era el segundo triunfo de la heredera en la noche histórica. Porque es sabido que nadie logra lo que una nieta. Y, como bien anotó el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, muchas horas antes de la ceremonia, «Leonor tiene perfil de Reina».

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