óscar pandiello
Viernes, 18 de octubre 2019, 01:43
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Para uno de los expertos más reconocidos en materia migratoria a nivel mundial, la integración de millones de personas extranjeras en España a lo largo de los últimos años fue, en buena medida, un éxito. Lo paradójico es que este buen hacer se basa, ... precisamente, en no haber hecho nada. «La ausencia de un modelo de integración ha sido el mejor modelo para un país como España ya que, entre otros factores, por muchas décadas éste ha sido un país de emigración, no habiéndose visto casi nunca como un país de acogida», resumió ayer en la Junta General el premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales, el sociólogo cubano Alejandro Portes.
Así, en una conferencia impartida en el Parlamento asturiano ante los representantes políticos de la región y un nutrido grupo de profesores de la Universidad de Oviedo, Portes argumentó que este modelo de éxito se explica también con la propia concepción de los españoles hacia su país, que había sido un «país semiperiférico» durante buena parte del siglo XX, con una escasa autoimagen de potencia mundial como sí podrían haberla tenido Francia o Alemania. «Esto facilitó la acogida a todos los niveles, sin imponer ningún tipo de asimilación cultural desde arriba y con un ritmo de adaptación flexible», afirmó. Estas consideraciones, sustentadas en varias publicaciones en las que Portes analiza la llegada de inmigración en España a través de los últimos años y el sentimiento de pertenencia de las segundas generaciones, también derivan en un aviso. «Y es que este modelo de éxito en España se agota».
¿A qué se debe este agotamiento? El sociólogo explica que el gran flujo de inmigración procedente de África, sumado a la creciente precariedad de la clase trabajadora de los países europeos, ha impulsado «movimientos nativistas» de racismo y xenofobia. «Cada vez se necesitan más inmigrantes por los problemas demográficos de occidente. Este éxodo desde el sur global representa, por tanto, una amenaza y un recurso posible para compensar esta caída de natalidad», explicó.
Ante este agotamiento del modelo de integración español y el constante flujo migratorio desde los países del sur, Portes apuesta por impulsar medidas que organicen y legalicen los flujos migratorios para dar respuesta a las necesidades demográficas de los países occidentales, mejorar la integración de los recién llegados y, de paso, acabar con las mafias que se lucran en base al tráfico de personas. «Para ello es necesario poner en marcha programas de cooperación con los países de origen y plantear la puesta en marcha de permisos temporales y permanentes de ingreso. Son necesarias iniciativas enérgicas desde la política para ello», aseveró. También incidió el premio Princesa en la necesidad de que estas políticas se articulen de manera ágil y en el seno de los países miembros de la UE, «sin esperar a Bruselas», debido a lo engorroso de su burocracia.
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Más allá de la conferencia, el galardonado visitó el Parlamento asturiano para reunirse con un grupo de medio centenar de escolares de 13 centros diferentes, que le ofrecieron sus trabajos enfocados en materia migratoria y demográfica. También aprovechó para firmar en el libro de visitas de la Cámara y para saludar a los portavoces de los grupos políticos. El secretario general de Podemos en la región, Daniel Ripa, aprovechó para entregarle una carta en la que se defendía la libertad del expresidente brasileño, Lula da Silva.
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