Premio Princesa de Comunicación y Humanidades 2023

«Nuccio tenía un don especial para dialogar con los jóvenes»

Entre las personas invitadas a los actos organizados por la Fundación Princesa de Asturias con motivo de la ceremonia de entrega de sus premios, Rosalia Broccolo y Maria Ordine, pareja y hermana respectivamente del filósofo, escritor y profesor Nuccio Ordine –fallecido un mes después de haber recibido el galardón de Comunicación y Humanidades–, viven con una especial emoción esta cita en la que les corresponde representar al añorado autor de 'La utilidad de lo inútil' o 'Clásicos para una vida'. Ambas hablan con delicadeza y admiración del sabio y del perfil humano de este docente vocacional que las dos tuvieron el privilegio de conocer íntimamente.

Maria, más locuaz, evoca sin disimular su tristeza cómo vivió su hermano la concesión del Premio: «Le emocionaba mucho, estaba completamente feliz y era su sueño venir a Oviedo, un sueño que por desgracia no pudo disfrutar», desvelaba, ante el asentimiento de su compañera durante casi dos décadas, Rosalia. Una y otra expresaban su satisfacción al saber que sus palabras sí estarán presentes en la ceremonia, impresas en las notas que había comenzado a redactar para su discurso y que serán distribuidas entre los asistentes al acto solemne del Campoamor. Sobre su contenido, adelantaban, que, como no podía ser de otra forma en quien consagró su vida a la docencia, se trataba de una apasionada defensa de la educación y en concreto de la enseñanza pública. «Este Premio se lo dedicaba a todos los profesores, especialmente a los que trabajan en zonas pobres del mundo. Había estado en Colombia y había visto las dificultades que tenían los docentes en poblaciones alejadas y desfavorecidas de ese país. Le preocupaba constatar el escaso reconocimiento al trabajo de los profesores», explican.

Es de nuevo Maria quien añade: «Nuccio era un firme defensor de la escuela pública y no de las privadas porque son aquellos que disponen de medios para ello los que siguen adelante. Yo misma he sido profesora y entiendo su preocupación. Él afirmaba que es muy fácil enseñar a los 'hijos de papá', lo difícil es hacerlo con los chicos de escasos recursos y conseguir que vayan mejorando». La hermana de Ordine echaba la vista atrás hacia su infancia. «Nos criamos en una familia modesta de Diamante, un pequeño pueblo de Calabria. La maestra llamaba a nuestra madre y le preguntaba si Nuccio había ido a una escuela privada, porque le sorprendía su afán de saber. Y él solo veía un programa de televisión que le encantaba y leía, se pasaba las tardes en una biblioteca pública. Nunca olvidó sus orígenes y aunque podía haber enseñado en la Universidad de Roma, siempre decía que su lugar estaba en la Universidad de Calabria», revela.

Rosalía aporta su punto de vista: «En Nuccio había dos facetas: el hombre de cultura, importante, que dialogaba con los grandes maestros y la persona humilde. Estaba conmigo, que no pertenezco al mundo académico, estoy más vinculada a sus orígenes y coincidíamos en lo básico de la vida, la convivencia, las cosas sencillas, los mismos gustos. Nunca me he inmiscuido en su trabajo y esto sé que lo apreciaba mucho».

Rosalia y María destacan del autor de 'Los hombres no son islas' que «él no era una isla y tenía una gran esperanza en los jóvenes, por eso su especial empeño en el valor de la educación», apuntan. Sus alumnos –aseguran– le correspondían: «Nuccio tenía un don especial para hacerse entender por ellos y plantear un diálogo en el que parecía que los hechizaba, quedaban maravillados. Ese era su ideal de cómo debía ser un buen profesor y del auténtico valor de la enseñanza», señalan quienes tan bien conocieron al maestro humanista.

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