«México y España deben dirigirse hacia un futuro promisorio»

Tras esta sentida introducción y porque uno no puede desligarse de lo que lleva dentro aunque quiera, el premiado trajo al Campoamor la historia más antigua de su país rememorando lo que Hernán Cortés y su hombres vieron al llegar a Tenochtitlan y Tlatelolco. Pero no solo la emoción y el recuerdo cupieron en el discurso de Matos Moctezuma, pues la reivindicación del papel de la historia también empapó las páginas en las manos nerviosas del premiado. «La historia es implacable en sus juicios. No se puede pretender manipularla ni cometer el despropósito de tergiversarla. Mala consejera es la ignorancia que en muchas ocasiones lleva a la mentira. La historia la escriben los pueblos. Ellos son forjadores de futuros mejores».

Sin embargo, aunque sea precisamente esa historia la que muestra que «toda guerra conlleva muerte», algo que tanto España como México han vivido, Eduardo Matos propuso mirar hacia adelante, pues aunque el pasado no se olvide, «tampoco podemos anclarnos en él y guardar rencores. En esto, México y España deben dirigirse hacia un futuro promisorio». El galardonado finalizó admitiendo que «todo reconocimiento conlleva honra, pero también gratitud» y abrazando, por fin, su Princesa de Asturias.