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Medio millar de jóvenes deportistas de todo el Principado llenaron ayer la pista del polideportivo de La Tejerona para rendir tributo a la galardonada con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, Carolina Marín. Con representantes de distintas disciplinas, como el balonmano, el patinaje, la natación artística, el ciclismo y el fútbol, fueron los jóvenes canteranos del bádminton asturiano los que disfrutaron ayer de un trato preferente para poder saludar a la campeona mundial de su deporte a su llegada a Gijón. Los jugadores del Bádminton Oviedo, Gijón, CB Occidente, Astures, Vegadeo y Riosa pudieron posar con Carolina Marín antes de comenzar el acto, que estuvo dirigido por el periodista de TVE Javier López.
Mientras, otras trescientas personas abarrotaron la grada del pabellón, entre los que se encontraban los concejales de Deportes, Jorge Pañeda, y de Relaciones Institucionales, Jorge González-Palacios, así como la directora general de Deporte, Manuela Fernández. También hubo un sitio reservado para los olímpicos asturianos, como la vicealcadesa Ángela Pumariega, Samuel Sánchez, Rocío Ríos, Alberto Suárez Laso, Berta García, Jorge Llames y Verónica Castro, además de Saúl Craviotto, que tuvo la oportunidad de sorprender a Carolina Marín, que no esperaba encontrarse en Gijón con el palista que le dedicó su medalla de bronce con el K4 en París, cuando la onubense ya se había lesionado en su semifinal olímpica.
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José Luis González
«Estaba en casa hecha polvo y cuando vi a Saúl dedicándome su medalla en la televisión me deshice en lágrimas en el sofá porque tiene un corazón enorme», reconoció Marín, ante un Craviotto que quiso quitar importancia al gesto. «Fue algo natural porque te queremos como deportista y como persona. Fue un momento muy duro en el que ganaste una medalla muy distinta, más importante, porque tienes un corazón que no te cabe en el pecho. Carolina, si no existieses, habría que inventarte», le dedicó.
Tras el intercambio muto de admiración entre los dos campeones olímpicos, Craviotto abandonó el escenario para devolver todo el protagonismo a Marín, que se mostró feliz de estar acompañada ayer por «muchos niños y niñas en los que veo reflejada a la Carolina que empezó con ocho años en el bádminton y vuestras caras de motivación y de ilusión son un 'déjà vu' para mí».
Además de hablarles de esfuerzo, trabajo y sacrificio, Marín también tuvo un mensaje para sus padres. «No obliguéis a vuestros hijos a hacer algo de vuestra infancia, que tengan libertad de elegir lo que quieran hacer, solo darles todo vuestro apoyo y cariño», dijo. «Cuando a mis 14 años le preguntaron a mis padres si me dejaban ir al CAR de Madrid dijeron que sí, pero ahora miro atrás y si hubieran dicho que no», lanzó al aire la galardonada, que animó a los jóvenes a «divertirse y disfrutar con lo que hagan, aunque no sea bádminton».
También insistió en los mensajes que repite desde que inició su recuperación sobre su deseo de retirarse en las pistas cuando ella quiera y desveló la relación especial que guarda con esta tierra. A preguntas de José Manuel Suárez, del Bádminton Astures, que le evocó su primer Campeonato de España en Vegadeo, en 2005, Marín aseguró que «desde que pisé Oviedo, Asturias me recuerda a mi infancia, porque aquí empecé a destacar y a ganar mis primeros torneos, además siempre acompañada de mi padre, que ya no está».
Carolina Marín se despidió de los jóvenes deportistas de la región con un mensaje claro: «Lo importante es que cuando echéis la vista atrás, podáis decir que lo habéis dado todo y no os habéis dejado nada en el tintero». La ovación del público cerró el acto.
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