Los cocineros asturianos: «Estamos felices por lo que enseña de esta profesión»

Morán extendía esa alegría suya a todo el gremio. «Sus colegas estamos felices, no solo por lo que hace, sino también por lo que transmite de esta profesión», señalaba. Y eso, además, compartiendo raíces: «Ejerce de asturiano más que nadie. Es todo bondad, todo corazón, no le cuesta nada hacer favores y significa mucho para toda la gente que sufre», añadía orgulloso, antes de recordar cuál es el sencillo objetivo de su profesión. «Los chefs de alta cocina con lo que disfrutamos es dando de comer y haciendo feliz al órgano más agradecido del cuerpo que es el estómago».

Por eso mismo, Nacho Manzano, de Casa Marcial, se sentía «muy honrado al ver reconocida la labor social de un cocinero asturiano», al que elevaba a la categoría de «uno de los mejores embajadores que tenemos». Para él, «que este galardón recaiga en un cocinero, de alguna manera, sirve para representarnos a todos los chefs del Principado y del mundo».

Ellos sentían un poco suyo el galardón por compañerismo y por asturianía. «No puedo decir más que elogios de José Andrés. Pocas personas hicieron más por Asturias y por la gente», aseguraba Abel Álvarez, del Güeyu Mar. En su misma línea, Abel Terente, de El Asador de Abel: «Me parece estupendo que se lo den por la labor que está haciendo. Es un premio merecidísimo, me da una alegría tremenda».

Había también a quien esta distinción le traía algunos recuerdos como a Alberto Amandi, de Los Caserinos. «Me siento aludido porque, durante esta pandemia, colaboramos enviando arroz con leche y otro tipo de lácteos a través de su fundación», decía ehando la vista atrás. «José Andrés es una persona que lidera proyectos y ayuda a quienes no tienen recursos, así que reconozco que la distinción hasta me prestó», afirmaba.

También le hizo ilusión a Luis Alberto Martínez, de Casa Fermín, porque, además de compañero, él es «un gran amigo» del chef mierense. «Ha sido un auténtico subidón, creo que es para estar más que contentos», aseguraba. «Este ha sido un logro fantástico para Asturias», añadía emocionado.

Su ilusión alcanzaba, por supuesto, a los miembros de su familia como a al hermano del premiado, Mariano Andrés. «Ha sido una sorpresa, es muy emocionante y es un orgullo como hermano, como español, como asturiano y como mierense», apuntaba. Esas mismas sensaciones invadían a su primo, Javier Díaz Puerta: «Estamos muy orgullosos como miembros de su familia del galardón que le ha sido otorgado por el trabajo solidario y altruista que realiza», aseguraba.

Aunque algo de tristeza se colaba entre tantísima alegría, era inevitable. «Lo único que nos apena es que sus padres no han podido ser testigos de los reconocimientos que recibe José Andrés, su hijo, pues estarían muy orgullosos de su labor contra el hambre», añadía.

Pocos minutos después de saberse ganador del Princesa de la Concordia, José Andrés charló por teléfono con Pedro Morán y no disimuló su alegría. «Me dijo que estaba contentísimo y que tenía ganas de vernos», contaba su compañero.

Habrá que esperar hasta octubre para que recoja en Oviedo este galardón, con el aplauso de fondo de todos estos compañeros que sienten suyo el premio por el respeto y la admiración que le tienen al chef de Mieres, el asturiano más internacional en los fogones.