-¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza?
-Pues una pregunta: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
-Según el jurado, la respuesta es obvia.
-Sí, pero somos una organización joven, de diez u once años, y hay muchos otros que también se merecen este premio.
-Aún así, la suya es una forma diferente de actuar ante el hambre. En vez de programas a largo plazo, lo suyo es la reacción inmediata ante las crisis.
-Hemos demostrado que pensamos diferente. Tengo claro que estamos en un momento en el que hay que reinventar las ONG, hacerlas más útiles, que funcionen como una 'start up'. Hay que especializarse, y nosotros, como cocineros y dueños de restaurantes, nos pudimos especializar en la lucha contra el hambre, que es uno de los grandes problemas que tiene el mundo, sobre todo en momentos puntuales de crisis, donde los afectados no pueden esperar, necesitan un plato de comida cuando lo necesitan, no varios meses después. Esa es nuestra fuerza. Somos pequeños, pero grandes de corazón y tenemos la capacidad de responder.
-¿Por qué no somos capaces como sociedad de solucionar ese problema entre todos?
-Hay muchos países y comunidades que están más allá de la pobreza, que no tienen nada y corren el riesgo de pasar hambre. Y aunque en muchas ocasiones las conferencias e instituciones globales hablan de erradicar el hambre en 2030, y se les llena la boca con mensajes sobre lo que se está haciendo. Tenemos que ser mucho más críticos con lo que no somos capaces de hacer. ¿Cómo la comunidad internacional puede permitir lo que está pasando en Etiopía, por ejemplo, en Tigray, donde estamos viviendo historias semejantes a las que vivió Europa con los nazis? ¿Quién puede vivir como si nada estuviese pasando?
-¿Tienen pensado actuar en esa crisis?
-Estamos buscando socios en la zona para actuar cuanto antes. No podemos mirar hacia otro lado cuando pasa algo así. Como dijo el doctor Martin Luther King, 'la emergencia es ayer', y eso se amplifica cuando hablamos de la falta de comida y agua. También estamos en Gaza, en Siria, en Venezuela, en la frontera con México, en los países afectados por los huracanes y los tornados... Hay mucho que hacer, y rápido.
-¿Qué supone este premio?
-Aunque no hay nada que celebrar, se agradece. Nos da un empuje para seguir trabajando, y yo lo quiero hacer extensivo no solo a todos los que trabajan y colaboran con World Central Kitchen, sino a todos los hosteleros, los de España y los del resto del mundo, que en tiempos complicados, como esta pandemia, hicieron diez menús para sus vecinos, para la cocina económica, para su comunidad. Los cocineros estamos en todo el mundo y, si nos organizamos, podemos ser una ayuda instantánea para quien la necesita. Eso muestra la importancia de la comunidad, la riqueza de la gente que comparte. Esa estructura nacida de la pandemia nos ayudó después a actuar en la nevada de Madrid, por ejemplo, o en la crisis del asalto al congreso en Washington.
- ¿Y en lo personal, cómo se ve que a uno le reconozcan su trabajo desde Asturias?
-Yo soy uno más, pero es cierto que es un honor que se le dé un premio a un asturiano. Recuerdo en el palmarés a Ángel González, a Fernando Alonso... Y ya somos dos de Mieres, ahí llevamos ventaja, el Padre Ángel y yo... Por venir de donde viene, siempre es un honor, y allí estaré para recogerlo. También recuerdo con cariño el premio que me dio en su momento EL COMERCIO, porque fuisteis, en cierta medida, unos visionarios. Yo era más joven, no tenía la relevancia que tengo ahora, y recuerdo con mucho cariño la cena posterior, el acto en el Teatro Jovellanos. Siempre es bonito que se acuerden de ti en casa.
-¿Y el hecho de que la cocina, como profesión, entre en el palmarés de este premio?
-Da dignidad a mi profesión, da dignidad a todos los hosteleros, también a España. Pero repito, aunque ahora estemos en el foto, ante la situación mundial, no hay mucho que celebrar.
Premio Princesa de la Concordia
-¿Qué mensaje le gustaría trasladar en el Campoamor cuando recoja el premio?
-Confío en poder trasladar un mensaje de concordia, pero también pragmático: los que me oigan tienen que saber lo que se necesita en el mundo, no solo aplaudir.
-¿Como se ve dentro de 20 años?
-Mi deseo es jubilarme cocinando en un restaurante, pero me siento muy afortunado de haber fundado World Central Kitchen. Está funcionando, la gente colabora, y yo estaré allí siempre que pueda, en primera línea, porque sirve para darle visibilidad. No es por salir en las fotos, es porque sé que ayudo poniendo en ciertos lugares el foco y dando voz a quienes no pueden hablar. Pocas veces quien pasa hambre está representado en las grandes conferencias sobre hambre en el mundo.
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