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Adam Michnik, fundador de la 'Gazeta Wyborcza' Belen Diaz-EFE
Un activista de la libertad
Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades

Un activista de la libertad

Adam Michnik ·

El historiador, periodista y escritor polaco, una de las voces más comprometidas de su generación, pagó con cárcel su oposición al régimen comunista y su defensa de la democracia

Jueves, 27 de octubre 2022

Pacífico por vocación, defensor de los valores fundamentales de libertad y solidaridad, activista del diálogo y el entendimiento, humanista de análisis moderados y profundos, dicen quienes bien conocen a Adam Michnik que el periodista, ensayista, historiador, sindicalista y político –todo eso ha sido y es este polaco nacido en Varsovia en 1946– representa una de las voces «más nobles y comprometidas de su generación».

Un compromiso con su territorio y su tiempo que le convirtió en líder del movimiento disidente contra el comunismo impuesto por la Unión Soviética en su país. «Tuve la suerte de estar en el lado bueno en tiempos difíciles. El mundo totalitario se desmoronó ante mis ojos y en que eso sucediera yo puse mi pequeño grano de arena. No voy a negar que me hace muy feliz», confesaba en una entrevista a EL COMERCIO quien, considera que esa lucha era una obligación moral.

Michnik, criado en una familia comunista a quien las purgas antijudías del partido condujeron a la oposición, se licenció en la especialidad de Historia por la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan y participó en la génesis del movimiento KOR (el comité para la defensa de los trabajadores) y del sindicato independiente Solidaridad, convirtiéndose en uno de los consejeros más influyentes de Lech Walesa.

Fueron años duros para un hombre que hasta en tres ocasiones llegó a pagar con penas de cárcel su compromiso con la libertad. Pero al final el diálogo dio sus frutos y Michnik jugó un papel crucial en las conversaciones que dieron como resultado la convocatoria de elecciones en 1989. Comicios que, a la postre, acabaría ganando Solidaridad y convirtiéndole a él en diputado de la primera Cámara Baja no comunista del país.

Pero la suya ha sido una voz influyente en Polonia sobre todo a través del periodismo. Editor en varias revistas independientes desde 1977, en 1989 fundó el periódico independiente 'Gazeta Wyborcza', considerado el de más peso de su país y uno de los diarios de mayor difusión de Europa central, del que sigue siendo redactor jefe.

Michnik está considerado uno de los más destacados defensores de los derechos humanos en su país. Un adalid del diálogo y de la reconciliación, que defendió a capa y espada siguiendo el modelo español de los pactos de la Moncloa pese a los seis años de prisión con los que, desde la década de los sesenta, pagó su empeño democrático. Es también un europeísta convencido que apostó fuerte por el ingreso de Polonia en la Unión Europea. En 2018, su nombre figuraba en el grupo de treinta intelectuales que firmaron el manifiesto 'Europa en llamas', sobre la amenaza de los populismos.

Doctor honoris causa por varias universidades, su lista de distinciones es interminable. Ha recibido la Cruz de Oficial del Mérito de Hungría, la Gran Cruz del Mérito de Alemania, la Orden de Yaroslav I el Sabio de Ucrania, la Legión de Honor francesa o el Premio de Derechos Humanos Robert F. Kennedy. En España, en 1999 le fue concedido el premio de periodismo Francisco Cerecedo.

El del galardonado como Premio Princesa de Comunicación y Humanidades en la cuadragésima segunda edición de los galardones ha sido un nombre recurrente en esta categoría. Su candidatura ya fue valorada en los años 2000, 2002 y 2005. Pero ha sido en esta ocasión, tras la propuesta del mítico alpinista polaco Krzystof Wielicki –Premio Princesa de los Deportes en 2018– cuando finalmente ha conseguido imponerse al resto de candidatos.

El propio Michnik decía ver en este premio «un reconocimiento a la oposición democrática en Polonia, que tanto aprendió de la Transición española» y una distinción a la labor de 'Gazeta Wyborcza', «que ha aprendido mucho de la prensa independiente española».

El jurado destacó su influencia en la recuperación de la democracia en Polonia, su lucha en favor de los derechos humanos y su firme defensa del diálogo como herramienta para alcanzar acuerdos. «Michnik, cuya concepción de Europa contribuyó a asentar en su país los valores democráticos, constituye además un símbolo de la libertad de expresión y del humanismo, así como un ejemplo ético de resistencia frente a las amenazas autoritarias».

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