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P. LAMADRID
GIJÓN.
Jueves, 24 de febrero 2022, 00:57
La llegada de Pablo Casado a la máxima responsabilidad en el PP tuvo un intenso impacto en el seno del partido en Asturias. La decisión de designar a Teresa Mallada como cabeza de lista a las elecciones autonómicas provocó grandes alteraciones en sus filas. La ... dirección nacional impuso su criterio y apartó a la entonces presidenta popular, Mercedes Fernández, de la carrera hacia el palacio de Suárez de la Riva. El 11 de enero de 2019, Casado se desplazó a Oviedo para presentar a Mallada y al candidato a la Alcaldía de Oviedo, Alfredo Canteli, que también fue elegido por la ejecutiva del presidente del PP.
La decisión de Madrid de optar por la expresidenta de Hunosa no fue acogida con buen talante por los más cercanos a 'Cherines', a la que ya veían como aspirante en los comicios autonómicos. De hecho, el distanciamiento entre las dos cabezas visibles del partido en Asturias era claramente palpable. La fría relación entre Mallada y Fernández salpicaba la rutina del PP, con ausencias y presencias destacadas en diferentes actos y con tiras y aflojas sobre candidaturas locales y la coalición electoral con Foro, que Mallada rechazó, aunque luego moderó su discurso tras el visto bueno de Casado a la alianza para los comicios del 28 de abril. Precisamente, la negociación de la coalición electoral con el partido de Francisco Álvarez-Cascos la lideró, por parte del PP, Teodoro García Egea, quien fuera número 2 de Casado hasta el martes.
Con un PP claramente dividido entre 'cherinistas' y 'malladistas', militantes y dirigentes temían que la mecha llegara a prender. Pero el bombazo ocurrió en un escenario inesperado, en la oficina de Correos donde Luis Venta envió presuntamente un anónimo a Pablo González, uno de los pocos cargos asturianos que apoyó la candidatura de Casado a presidir el PP. En la misiva, se amenazaba con hacer pública información sin determinar, pero con clara intención de perjudicar al portavoz municipal del PP en Gijón. Al tener conocimiento de los hechos, Casado destituyó de todos sus cargos al secretario general del PP asturiano.
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Fernández acordó con Casado su renuncia al cargo, que se produjo en septiembre de 2019. Como contrapartida, fue incluida como cabeza de la lista del PP al Senado, donde ocupa un escaño. El partido pasó más de un año descabezado, puesto que no fue hasta octubre de 2020 cuando Mallada fue proclamada oficialmente presidenta del partido en Asturias. Un nombramiento designado, por vía telemática, desde la sede de la calle Génova. La situación en aquel momento era bien distinta y la elección de la portavoz popular en la Junta como máxima dirigente del PP asturiano fue asumida y aceptada, pese a las distintas sensibilidades existentes.
La llegada de Casado no solo tuvo consecuencias en el ámbito autonómico, sino también en el local. La elección de Canteli supuso una apuesta por un candidato a la Alcaldía ovetense ajeno al partido, al que ni siquiera estaba afiliado. Algo similar ocurrió en Gijón, con la designación de Alberto López-Asenjo, aunque más tarde sí militaría en las filas populares. Para abandonarlas en septiembre de 2021, al tiempo que dejó el grupo popular en el Ayuntamiento gijonés para continuar como concejal no adscrito, después de que en una junta local del partido se pusiera en tela de juicio su trabajo como portavoz municipal.
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