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El cataclismo que está sufriendo el PP a nivel nacional tendrá también consecuencias importantes para la organización en Asturias. Es más, recuerden que los populares asturianos son una formación dependiente de Madrid y las decisiones que allí tomen. Los candidatos suelen ser nombrados desde Génova ... a dedo y nada se escapa a ese control. De hecho, hasta hace bien poco sus líderes regionales se mostraban 'casadistas' convencidos, pero en la actualidad han virado el rumbo hacia posiciones, digámoslo así, más gallegas. El balance de la gestión de Pablo Casado en Asturias ha sido manifiestamente mejorable. Así, en mayo de 2019 fue imponiendo candidaturas sin consensuar con nadie. Desde la del Principado, con Teresa Mallada a la cabeza sustituyendo a Mercedes Fernández, hasta las municipales, con diferente suerte. En Oviedo, logró alcanzar la Alcaldía gracias al fichaje de Alfredo Canteli, mientras que en Gijón rozó el esperpento. Puso como número uno a un turista cuyo conocimiento de la ciudad era que venía de vacaciones en verano. Además, con el agravante de que ha roto con el partido y ahora figura como concejal no adscrito. Por tanto, la huella de Casado por territorio astur no se recordará como un dechado de virtudes. Perdió un escaño y el PP asturiano permanece estancado en los diez diputados, junto con un número de alcaldías a la baja (ocho ayuntamientos). A años luz del PSOE, con una implantación territorial mucho mayor (53 consistorios).

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