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Los hermanos de José Ángel Fernández Villa, Asunción y Hermógenes, comparecieron esta mañana en calidad de testigos ante la titular del juzgado de instrucción número tres de Oviedo, Beatriz Fernández, y el fiscal de Anticorrupción, Ignacio Stampa, con estrategias diferentes. Ella respondió ... a todas las preguntas del fiscal, que se interesó especialmente por la herencia que recibió por parte de su madre, Ludivina Villa, con la que el exsindicalista justificó la procedencia de los 1,2 millones que regularizó en la amnistía fiscal y cuyo origen se investiga ahora. Asunción Fernández Villa se ratificó en la declaración que realizó ante la Fiscalía Anticorrupción hace años, cuando negó que ella hubiera recibido tal cuantía como herencia y cifró el montante en 30.000 euros. «Me correspondieron cinco millones de pesetas», dijo.
Su hermano, Hermógenes Fernández Villa, se acogió a su derecho a no declarar como testigo (artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal) por no estar obligado a hacerlo al ser «pariente directo» del investigado. No obstante, según explicaron fuentes judiciales cercanas al caso, el fiscal consideró que sí estaba obligado a declarar en relación a otros investigados, como sus sobrinos Ángela y Rolando Fernández, por no ser estos «parientes directos», lo que provocó un «rifirrafe» judicial con la abogada de Villa, Ana García Boto, quien anotó que el testigo tampoco estaba obligada declarar en relacion a sus sobrinos porque (según el artículo 418 de la misma ley) podría también perjudicar a su hermano.
Hermógenes Fernández Villa protagonizó, a las puertas del juzgado, el momento más tenso de la jornada. Si ya a su entrada había mostrado su malestar por la presencia de un grupo de periodistas, a quienes les pidió dinero a cambio de hablar, a la salida se enfrentó bastón en mano al fotógrafo de EL COMERCIO, a quien no llegó a golpear, si bien la situación movilizó incluso al personal de Seguridad del juzgado, aunque no fue necesaria su intervención. Hermógenes Fernández Villa, acompañado de su mujer, se alejó del lugar y solo se giró para gritar: «¡Piratas!».
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