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Probablemente se haya pronunciado recientemente sobre el uso de armas o la gestación subrogada. Pero, echando un vistazo al barómetro del CIS que mide las preocupaciones de los españoles, estos asuntos no ocupan ningún lugar destacado. Sin embargo, las redes sociales se han visto invadidas ... por proclamas de adhesión o rechazo. Aquellos que no tienen perfiles en ellas tampoco se han librado; raro es quien no recibiera un mensaje de WhatsApp encabezado, mayoritariamente, por un antetítulo en el que se leyera 'reenviado'. Este servicio se ha convertido en una poderosa herramienta de difusión de propaganda política como evidencia una ojeada a las páginas web de los partidos políticos. Los 'apúntate', 'recibe las alertas en tu teléfono' o 'únete a nuestro canal' ya encabezan la mayoría de ellas. «Es hacer que gente que te sigue forme parte de tu plan de comunicación siendo un miembro activo de la campaña», explica Antonio Gallo, consultor y experto en comunicación.
¿Están perdiendo Facebook o Twitter su influencia? «Las redes sociales se han generalizado como instrumento, pero los políticos magnifican el impacto de estas estrategias o son presas de gurús sin ser conscientes de que en campaña electoral su alcance es limitado», remarca Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. Asturias muestra ejemplos del mal uso, donde la presencia 2.0 responde, en muchos casos, a un primario sentimiento de obligación. Los candidatos a la Presidencia del Principado 'no se siguen' entre ellos, se limitan a lanzar mensajes unidireccionales o solo muestran interés conforme se acerca una cita electoral. Con la cuenta atrás para el 26 de mayo activada, apenas hay atisbo en los presidenciables asturianos de algún tipo de personalización del contenido que se distribuye atendiendo al tipo de público y al canal elegido.
No obstante, basta un simple vistazo para evidenciar que, aunque todos han centrado sus esfuerzos en la red social Twitter, no siguen estrategias homogéneas: los 'viejos' del lugar se enfrentan a posibles incoherencias en años de trayectoria social; los 'novatos', a que su mensaje no llegue a un público suficiente. Adrián Barbón (PSOE) y Carmen Moriyón (Foro) pertenecen al primer grupo. La todavía alcaldesa de Gijón escribía un tuit en abril de 2015, la antesala de los anteriores comicios locales: «La petición por parte de #Vox del voto para Foro Gijón lo valoro como un reconocimiento del trabajo realizado y lo agradezco». Cuatro años después, y en esta misma red social: «La irrupción de Vox no cambia el proyecto de @ForoAsturias y por nuestra parte no hay vetos ni miedos».
Por su parte, el candidato socialista es conocido por su efervescencia tuitera y por replicar a quien sea necesario. Muestra de ello fue su reciente acalorado debate –en Twitter– con la vicealcaldesa de Oviedo, Ana Taboada, y que inició con un «buenas Ana, no sé con qué FSA negociaste, pero con la Federación Socialista Asturiana, no. Ni pública ni privadamente. Soy consciente de que es difícil explicar tu cambio de criterio pero no intentes justificarlo con una negociación que no existió. Un saludo».
Paradójicamente en esa pelea por ser líderes en número de seguidores, tan solo Carmen Moriyón lo hace con el candidato socialista. El resto, siempre podrá escudarse en la falta de experiencia. Lorena Gil (Podemos) y Juan Vázquez (Ciudadanos) apenas llegan al millar; la candidata del PP, Teresa Mallada supera esta barrera por los pelos, e Ignacio Blanco (Vox) los vapulea a todos esta batalla. ¿En qué se traduce esto? En que difícilmente cualquiera de los tuits que publican superarán las 7.000 impresiones, o sea, usuarios que potencialmente llegarán a leerlos. En este último grupo hay líneas de movilización erráticas. Mientras que los 'gracias' protagonizan la cuenta Vázquez, Mallada la utiliza para hacerse eco de cuanto dice el PP nacional y dar a conocer su agenda; por su parte, es significativo que la tasa de respuesta de Gil no supere el 1% o que Ángela Vallina (IU) siga aún muy centrada en el ámbito europeo y la defensa de los derechos humanos.
María Luz Congosto, investigadora del departamento de Ingeniería Telemática de la Universidad Carlos III, analizó el lenguaje utilizado en Twitter en otras campañas electorales concluyendo que «suele existir una dimensión en la que se concentra una campaña dirigida a los ciudadanos y otra en la que los ciudadanos hablan a su manera sin que haya interconexión entre ambas».
Aunque a nivel personal muchos no obtengan el 'apto' como generadores de contenido, los especialistas de su partido sí toman buena nota. «Ya apenas se publican encuestas autonómicas y ninguna a nivel local; esto ha llevado a los partidos a fijarse en las redes sociales como vía para testar los climas de opinión y buscar información sobre su apoyo», apunta Pablo Simón.
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