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Dos personas observan la explosión de los cohetes entre el humo que se quedó atascado en la zona por la falta de viento.

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Dos personas observan la explosión de los cohetes entre el humo que se quedó atascado en la zona por la falta de viento. FOTOGRAFÍAS: ALEX PIÑA
Oviedo celebra su noche más especial

Luces y colores contra los elementos

Los fuegos artificiales vencen y son ovacionados pese a la amenaza de lluvia y el humo que jugó en contra por la falta de viento

Sábado, 21 de septiembre 2024, 02:00

Los fuegos artificiales son uno de los grandes reclamos de San Mateo y ayer por la noche se demostró una vez más cuando el público se acercó a observarlos hasta Montecerrao a pesar de la lluvia amenazante que azotó la ciudad durante toda la tarde y que sembró cierta preocupación entre los organizadores municipales ante la posibilidad de que el chaparrón obligara a su suspensión.

Pero no fue así ni mucho menos y los ovetenses respondieron, no en tanto número como otros años, pero sí llenando los alrededores del parque Tuero Bertrand. Eso sí, muchos jóvenes y menos familias. Éstas, seguramente, sí que se asustaron un poquito por la lluvia que se mantuvo hasta cerca de las nueve de la noche. Las familias se subieron a los balcones de Montecerrao para ver desde las casas el espectáculo pirotécnico denominado 'Solluna', de unos veinte minutos de duración y con puntualidad británica, que comenzó a las 10 de la noche y que corrió a cargo de la empresa Ricardo Caballer.

Los expertos en la materia, que durante la tarde habían tranquilizado a la concejala de Festejos, Covadonga Díaz, asegurando que el tiempo iba a escampar y que habría fuegos artificiales sí o sí, lanzaron al cielo ovetense más de 3.500 cohetes con 1.350 kilos de pólvora a través de un sistema digitalizado y creando más de 50 figuras distintas que culminaron a las diez y veinte con la traca final.

Si la lluvia no fue un problema, otra condiciones meteorológicas lo fueron. El viento, mejor dicho la falta de él, obstaculizó la visión de muchos de los presentes, varios miles, porque el humo se quedaba parado en el cielo justo en el lugar donde explotaba la pirotecnia y dificultaba la visión.

De todas formas, tras el mal rato pasado por la tarde, los fuegos artificiales provocaron el deleite de los presentes que cerraron el final del acontecimiento con una sonora ovación. Hubo buenos fuegos y no hubo problemas de aparcamiento en la zona aunque sí algo de atasco a la salida del barrio que se transforma en un cuello de botella en su salida y ayer por la noche aún. Y eso que mucha gente se acercó a El Cristo para ver los fuegos desde más altura y poder aparcar el coche ya que los aparcamientos de las facultades estuvieron abiertos hasta las tres de la mañana.

Por ejemplo, muchos socios del Centro Asturiano aprovecharon para acercarse al club de campo y desde lo alto del Naranco admirar la explosión de luz y color de Montecerrao, dos semanas después de haber disfrutado de los suyos propios para cerrar las fiestas de Covadonga.

Mucha gente joven

Entre los presentes en Montecerrao, mucha gente joven, y entre ellos un nutrido grupo de estudiantes de Erasmus que acaban de llegar a la ciudad y estarán aprendiendo español, una carrera y más cosas hasta el mes de enero. Era el caso de Mihaela Antoci, Alina Dübber, Sofía Liolias, Carmen Kwasniok y Sofía Fenotti, amigas de nuevo cuño porque se han conocido en Oviedo ávidas de salir y conocer las costumbres «y los fuegos artificiales nos gustan».

Ya dentro de la plaza Tuero Bertrand otro numeroso grupo de amigos devoraban empanada minutos antes de que empezara el espectáculo. Martín Rodríguez, Sergio Santamaría, Jaime Rojo, Javier Prendes, Álvaro Cabrera, Pelayo Cabrera, Clara Ventas y el naveto Pablo Álvarez estaban encantados con la noche porque «nos da igual que llueva, trajimos paraguas. Venimos todos los años y vamos a seguir viniendo».

Dentro de la plaza circular de Montecerrao cuatro amigas sonrientes y con ganas de divertirse. Olivia Díaz, Elena Fraga, Paula García y Jimena Bueno aseguraban que «venimos todos los años y la lluvia no nos asusta ni mucho menos».

A pocos metros una familia rumana simpática y dicharachera. El matrimonio formado por Cornel y Ionela Cosmuleac, con sus hijos Damian y Denis: «Nosotros no faltamos ningún año, nos gustan mucho los fuegos artificiales y no nos molesta la lluvia que es como un poco de agua de niebla y además traemos paraguas por si acaso».

Oviedo cerró ayer uno de sus días importantes del calendario festivo con buena nota pese a los avatares meteorológicos que llevaron el nerviosismo a las autoridades municipales y a la empresa encargada de la pirotecnia durante toda la tarde, aunque al final la sangre no llegó al río y las cosas salieron bien.

Pero no sólo salieron bien desde el punto de vista organizativo, además los fuegos artificiales fueron un éxito de público, sobre todo si se tiene en cuenta que durante toda la tarde llovió con fuerza en la ciudad. Aunque eso paró a algunos, muchos ovetenses y de otros lugares no dudaron en arriesgarse a una mojadura para disfrutar.

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