Igor Postolache estaba «consciente» y «sin ropa» tras el brutal asesinato de Erika

Así lo recoge el relato de autos hecho público ayer desde la Jefatura Superior de Policía de Asturias a través de una nota de prensa en la que detallaron cómo sacaron a la niña del baño para ponerla en un lugar seguro, fuera del alcance del arma blanca con la que, supuestamente, Postolache la había apuñalado y se había autoinfligido después otras veinte cuchilladas; cómo intentaron reanimarla, sin éxito, primero los propios agentes y luego los sanitarios; y cómo estos últimos confirmaron su muerte.

Fue la propia familia de Erika la que advirtió de lo peor a los agentes tras encontrar en el rellano la cazadora de la niña junto al charco de sangre. Fue el padre de la pequeña el que avisó a uno de los dos hermanos de esta para que bajase a buscarla. Había llamado al telefonillo diez minutos antes, pero jamás llegó a subir. Postolache la esperaba.

Una vez dentro, los agentes procedieron «a la detención del presunto autor», que precisó atención médica tras su intento de suicidio y fue trasladado a las Urgencias del HUCA, donde se le intervino quirúrgicamente y se consiguió «salvar su vida». Por su parte, los agentes de la Judicial y la Científica realizaron la «correspondiente inspección ocular» y más tarde llegó la comitiva judicial con la jueza de guardia, la letrada de la administración de Justicia y la médico forense para el levantamiento del cadáver.

Según las primeras investigaciones, el detenido había alquilado la vivienda el pasado día 22 de marzo, «si bien no parecía que hubiera residido en ella de forma continua desde esa fecha, estando aún en fase de mudanza de su anterior domicilio», en Soto de Trubia.

Además, «todo parece indicar que el ataque a la niña se produjo en el rellano del portal, desde donde se inician las manchas de sangre, en forma de goteo, ascendiendo por las escaleras hasta la primera planta, donde el detenido presumiblemente agredió con más fuerza a la niña hasta conseguir arrastrarla al interior de su domicilio».

Lo que no ha quedado claro, precisan, es si el detenido conocía anteriormente a la fallecida o si habían tenido algún tipo de contacto entre ellos. No obstante, sí afirman que «el imputado nunca ha estado detenido por hechos similares ni por ningún otro en España ni en su país de origen», pese a haber estado sentado en el banquillo hasta en dos ocasiones en los últimos tres años por sendos casos de acoso.

Aun así, remarcaron «la concienzuda labor investigadora» realizada por los agentes, quienes realizaron, además, un registro del domicilio anterior del detenido en la localidad trubieca. En estos momentos, la Judicial trata de reconstruir los días anteriores a la comisión del delito por parte de Igor Postolache. El objetivo, crucial para el futuro juicio y la imposición de penas, es determinar «el grado de premeditación del hecho».

Después de varios días en la UCI, Igor Postolache ingresó en Villabona el pasado día 12 acusado de asesinato e intento de agresión sexual y, apenas tres días después, fue trasladado a la penitenciaría de Villahierro, en León, dadas las «serias amenazas» que había recibido por parte de otros reclusos. Continúa ahí, aislado en una celda acristalada de máxima seguridad en la enfermería y, por lo pronto, «se niega a colaborar con la Justicia y a hablar con su familia», explicaron fuentes del caso. Ya se ha negado a declarar ante la Policía y la jueza, que levantó anteayer el secreto de sumario y ha comenzado a citar a los testigos. Entre ellos, los efectivos que intervinieron en el operativo.