Las flores colocadas a las puertas del centro. á. piña
Oviedo

Un homenaje para «nuestro querido José Antonio»

Los alumnos y toda la comunidad educativa del Monte Naranco rinden tributo al conserje fallecido. Sus familiares y compañeros del centro agradecen «el cariño que estamos recibiendo»

ALBERTO ARCE

Miércoles, 12 de mayo 2021, 19:45

«En nombre de la familia y de toda la comunidad educativa queremos agradecer los innumerables mensajes y muestras de afecto y cariño que estamos recibiendo. Nuestro alumnado, a pesar de estar suspendidas las clases, está acudiendo a las puertas del instituto a mostrar su ... respeto y cariño por nuestro querido Antonio». En una palabra, gratitud. De la familia, por el apoyo incondicional recibido después de que José Antonio Cuendias falleciese ayer a los 61 años en un trágico accidente tras ser aplastado por el ascensor del Instituto Monte Naranco. Y de los alumnos, hacia su conserje, al que homenajearon hoy colgando ramos de flores en la valla de acceso al centro para recordar sus más de diecisiete años de trabajo incondicional a pie de garita.

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En Los Arenales, en ese sentido, la celebración ha sido íntima, pero multitudinaria a la que no faltaron para acompañar a la familia, deshecha por el dolor, sus amigos, el cuerpo docente del centro, alumnos y exalumnos y hasta representantes sindicales. «Esto ha sido una desgracia terrible, jamás debería haber ocurrido algo así», repiten sin cesar quienes lo conocían. A su vez. Las clases en el Instituto Monte Naranco permanecieron hoy cerradas. Un día sin mochilas repletas de libros de texto y pasillos vacíos que costará mucho llenar sin su bedel. Una persona amante de la naturaleza que disfrutaba cada día desde su puesto de trabajo de las vistas del monte Naranco, del deporte, de la caza. Un conserje al que sus alumnos le recuerdan como el hombre que se prestaba a todo y nunca dejaba de sonreír.

Deja mujer y una hija, y una comunidad educativa rota por el dolor. Mañana, los estudiantes del centro volverán a las aulas, pero ya no encontrarán en la garita a Cuendias, «jovial» y «comprometido» a todo como acostumbraba, para echar un cable desde el detalle más nimio como apurar la fotocopiadora en el cambio de clase, a cualquier cosa que los alumnos pudiesen requerir. Ayer, después del susto, los profesores enviaron al casi medio millar de estudiantes del centro a sus casas. Al otro lado de la verja, uno de ellos recordaba con cariño que «Antonio se portaba muy bien con nosotros, siempre».

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