Es hipnótico contemplarlos. Al atardecer, un año más, miles de estorninos surcan, en coreografiadas danzas, el cielo de Oviedo antes de posarse en sus dormideros en el Campo SanFrancisco o en cualquier otra zona verde de la ciudad.
Publicidad
A pesar de sus armoniosos vuelos, ensucian. Así que Oviedo comenzó hace años su particular guerra contra estas aves, simulando el sonido de halcones peregrinos –su predador–. Si bien, es un método que no parece funcionar, al menos del todo. Los estorninos siguen llegando a la capital cada invierno, aunque puede ser que este año el número de ejemplares haya descendido.
El biólogo Carlos Nores explica que «ese tipo de amenazas virtuales tienen un efecto inmediato, pero acaban acostumbrándose». Igual sucede, abunda, «cuando se utiliza orina de lobo para tratar que los jabalíes no se acerquen a las carreteras».
Durante el día, los estorninos no estorban, «se dispersan para alimentarse a bastantes kilómetros de donde tienen sus dormideros». Se van a «trabajar», ejemplifica Nores. «En Andalucía se comen aceitunas, pero aquí se alimentan de invertebrados». No recuerda, de hecho, «que haya habido problemas con los frutales», por lo tanto, sus daños aquí son menores.
Huyen de las bajas temperaturas del norte de Europa y en Oviedo encuentran su casa, aunque haya halcones virtuales que intenten asustarlos.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.