«Nos encomendamos a este pequeño ángel que se llama Erika»

Los padres y hermanos de Erika, la pequeña vilmente asesinada el pasado martes en el interior de su edificio, continúan «destrozados», recibiendo las muestras de cariño de todos los que les conocían. La capilla ardiente, situada en el centro María Inmaculada, ha reabierto sus puertas sobre las diez de esta mañana y el goteo de allegados y familiares de la pequeña es constante.

A las once, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha visitado a la familia para mostrar «su apoyo y acompañamiento desde un silencio que reza». «Ante este dolor, tratamos de estar con ellos encomendándonos a este pequeño ángel que se llama Erika», ha afirmado Sanz Montes.

El arzobispo volverá durante la tarde para presidir la eucaristía, que oficiará junto al canónigo Chema Hevia, allegado de la familia. Una iglesia que se va a quedar pequeña, según los cálculos de la Hermana Alicia, «se llenará de gente en el patio y en el exterior del centro», ya que el templo tiene capacidad para unas 120 personas.

Marlene Chávez tiene una «muy buena» relación con Alba Alvarado, la madre de la pequeña y se ha mostrado «conmocionada» al ver «a una familia totalmente destrozada». «Alba es una mujer increíble, nos ayudó muchísimo a mí y a mi hijo», ha destacado Chávez. Mientras, Miriam Delgado ha tenido que acercarse a la capilla durante esta mañana porque ayer «estaba tan lleno de gente que no me dejaron pasar». Delgado conocía a la familia por el coro Los Imprescindibles, donde «nos juntábamos a cantar en las misas de los sábados» y define a Erika como «una niña excelente, educada y cariñosa». «Es un duro golpe que nadie se esperaba», ha lamentado.

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