El asesino de Erika estará aislado para evitar las «represalias» de otros reos

La razón es muy sencilla de entender. En prisión, los asesinos o abusadores de niñas -por ahora supuesto, en su caso- ocupan el eslabón «más bajo» y detestable de la cadena. Las mismas fuentes advierten de que optar por el aislamiento es «lo más común» en este tipo de casos para evitar cualquier altercado o ataque.

Dicho módulo tiene un régimen que restringe aún más el contacto entre presos o las salidas al patio. «El motivo de llevar a estos reos allí es evitar que otros presos la paguen con él», manifiestan. Por este mismo motivo, abundan a renglón seguido, lo normal sería que una vez practicadas las diligencias judiciales pertinentes, se lo derive «discretamente» a una cárcel fuera de Asturias, «dado el riesgo social al haberse producido aquí los hechos».

No obstante, no será la única medida destinada a preservar su integridad. Dado que ya se intentó quitar la vida en una ocasión, por lo que tuvo que ser operado de urgencia y permaneció una semana en la UVI del HUCA, se le mantendrá un «preso de apoyo» para prevenir un nuevo intento de suicidio. Del mismo modo, y por el tipo de delitos cometidos, lo «habitual» es que se le incluya en el FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento), lo que supone «extremar la vigilancia sobre él».

Postolache se encuentra en prisión provisional, comunicada y sin fianza a la espera de juicio por el asesinato y tentativa de agresión sexual a la pequeña Erika. Son los delitos que le imputa la jueza del Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo. Su crimen, esperar a la menor en el portal, apuñalarla en las escaleras y arrastrarla hasta su piso, el 1º E, un pequeño apartamento alquilado en el que terminó atrincherándose con el cuerpo yaciente de la niña hasta la llegada de los agentes de la Policía Nacional, que tuvieron que acceder a la vivienda a través de una ventana del patio trasero.

Por lo pronto, se ha negado a declarar y ha rechazado su derecho a la representación legal de un abogado particular o de oficio. Hace tres días, su madre envió una carta pública a la familia de Erika para pedirles «perdón» por lo «terrible» de los actos de su hijo, un hombre al que describen como «muy tímido y retraído» que «no sabe relacionarse con las mujeres» y sobre el que pesan varias denuncias por acoso callejero a otras jóvenes.