.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Susana Neira y COVADONGA DEL NERO
Oviedo
Miércoles, 6 de abril 2022, 11:18
Erika Yunga Alvarado, una niña de 14 años, murió ayer asesinada a puñaladas a manos de un vecino de 32 años y origen moldavo que «estaba obsesionado con ella» y la «acosaba» en Vallobín. Tras volver de clase, esta alumna del IES de La Ería timbró en el telefonillo de su casa y su familia, que la esperaba para comer, le abrió. Pero dentro del portal, tras subir las primeras escaleras, Erika se encontró con el agresor, un hombre «desequilibrado», según fuentes del caso, que la atacó en el rellano del primer piso del número 69 de la calle Vázquez de Mella. La mató con «ensañamiento», asestándole varios cortes mortales «con un arma blanca» y se atrincheró con ella en el domicilio. El autor del crimen, que se autolesionó, ha sido detenido y permanece ingresado en estado de gravedad en el Hospital Universitario Central de Asturias.
Fue un hermano de la víctima, a quien su padre pidió que bajara a buscarla al portal ante la tardanza, quien se encontró a la altura de ese primer piso con la chaqueta de la víctima tendida en el suelo y un reguero de sangre con rastro en dirección a la vivienda.
La sala del 091 recibió una llamada poco antes de las cuatro de la tarde. Los agentes intentaron acceder sin éxito al interior del piso por la puerta principal, lo que les obligó a saltar por un patio de luces y entrar por una ventana trasera. En el interior hallaron el cuerpo de la niña. Una forense acudió al domicilio para el levantamiento del cadáver. El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal, para proceder a la autopsia, a las 17.53 horas.
Ver fotos
El agresor apenas llevaba tres semanas viviendo en ese piso de alquiler de la calle Vázquez de Mella. Ahora acusado como presunto autor de «un delito de homicidio», permanece en el hospital, donde requirió intervención quirúrgica. A última hora de ayer aún no había podido prestar declaración.
Por su parte, el juez que investiga el caso ha decretado el secreto de sumario, a la espera de que avancen las investigaciones iniciadas ya en la tarde de ayer por parte de la Policía, que realizó una inspección ocular en el portal y el domicilio donde se produjo el crimen. Los agentes abandonaron el lugar pasadas las ocho de la tarde con diversas pruebas.
El homicidio conmocionó ayer al barrio de Vallobín, que se enteró de lo ocurrido por el revuelo de ambulancias y patrullas frente al portal, y dejó a una familia rota. Sus padres, René y Alba, y sus dos hermanos, Jhon y Randy, mostraron su «profundo dolor por el fallecimiento de nuestra chiquitina». La madre, que se encontraba trabajando cuando sucedió el atroz crimen, acudió rápidamente al domicilio, donde permanecieron horas. En ocasiones, varios familiares se asomaron a la ventana, visiblemente conmocionados.
En la esquela de Erika, cuya capilla ardiente permanecerá instalada en las Religiosas de María Inmaculada hasta el funeral, que se celebrará mañana jueves, a las cuatro de la tarde, en el citado templo, sus padres y hermanos también expresaron esta frase: «Ahora vives en la casa del Señor, espéranos».
La familia Yunga, de origen ecuatoriano, residía en Oviedo desde hace muchos años. Gonzalo Valverde, uno de sus allegados, recordó a la menor como «un ángel; una niña muy buena y muy formal» que solía acudir con sus padres a la iglesia María Inmaculada, donde ensayaban en el coro mientras la niña se quedaba jugando con otras jóvenes de su edad. Ayer no daba crédito a lo sucedido: «Es un acto muy mezquinos. No sé cómo pueden pasar estas cosas», se lamentó.
También estaba entristecido ayer Marcillo Velázquez, otro vecino del portal. Se encontraba «conmocionado»: «Tengo tres hijas y estamos todos muy asustados. Podría haber sido alguna de ellas al bajar la basura».
«Eran encantadores, una familia educadísima; de diez», destacó Raquel Fernández, vecina del tercero del mismo portal, que solía cruzarse «por las escaleras con la niña, que era un encanto».
Esta vecina no escuchó nada, pero «el susto lo llevé cuando llegó mi marido para contarme lo que pasó».
La Policía Nacional tomó declaraciones, además de a los familiares, a varios comerciantes de la calle. Para recabar pruebas, preguntó por las posibles cámaras de vigilancia de los negocios con la idea de poder reconstruir los momentos previos a la muerte de Erika.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.