Urgente Francisco Álvarez-Cascos, absuelto del delito de apropiación indebida

Se conversa de este tiempo y destino y, como suele ser habitual últimamente, la sanidad ocupa un papel preponderante en la plática entre personas amigas. Aunque podría parecer que estos diálogos vienen condicionados por los años de quienes participamos de ellos, cada uno con nuestras ... dolencias a cuestas, leyendo informes oficiales relacionados con la sanidad en España nos damos cuenta de que el problema de la atención sanitaria se escapa a la edad de los pacientes. Más de 850.000 personas están esperando por una operación. Cada semestre aumentan en 30.000 personas las que aguardan a ser ingresadas y uno de cada cuatro pacientes tiene una espera de más de seis meses para ser atendido.

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Pese a todos estos datos, hay acuerdo en la bondad de un sistema que, finalmente, salvo error u omisión, no deja en la estacada a quien necesita el ingreso hospitalario, aunque también se coincide en que el problema es dar el paso desde la atención primaria a la actuación clínica.

Desde los meses amargos de la pandemia, el deterioro en los centros ambulatorios no ha dejado de aumentar y eso ocurre en toda la geografía española. Según datos extraídos por el CIS de un informe del Barómetro Sanitario, cada paciente pasó de esperar 4,14 días a la atención por parte de su médico/a en el año 2017, al doble en 2022 y estas cifras han aumentado de manera escandalosa en estos dos últimos años.

Pese a todo ello, la atención hospitalaria, cuando consigues llegar a ella, y aún con las dificultades de todo tipo a las que se enfrentan los profesionales del hospital, desde los especialistas a las limpiadoras, pasando por el personal de enfermería y ayudantes, continúa siendo inmejorable.

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Sería bueno, entonces, mantenerlo porque, en ello, que nadie lo dude, nos va la vida.

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