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A 15 pesetas estaba la palada de oricios en 1967. Así lo reflejaba una noticia publicada en EL COMERCIO, con foto incluida del camión montado sobre la acera frente a la gloriosa Pescadería Municipal. En los setenta, siendo niño, hacías cola con tu padre para ... comprar la palada después de ir a misa en San Pedro. Aún recuerdas aquellas misas de don Boni. Los hermanos nos moríamos de aburrimiento, pero llegada la homilía aquel cura pequeñito y chisposo nos sacaba de nuestro letargo infantil al hablar de repente de Falconetti, el malo de la serie 'Hombre rico, hombre pobre' que ponían esos días en la tele. Entonces era totalmente innovador que un sacerdote mencionara cosas mundanas y don Boni conseguía con aquellos destellos despertar a su público infantil. No logró convertir a este cilúrnigo en feligrés, pero cuando medio siglo después vuelves cada mes de enero a San Pedro a recordar a tu padre, escuchas a Javier Gómez Cuesta, digno sucesor de Bonifacio, hablar en la homilía de «la» Pedroche, del significado de la palabra pesebre, de la crisis de natalidad, de la inmigración y capta tu atención porque siempre cuenta cosas de interés. Decía tu padre: «Este cura debía haber llegado más alto». No fue así, doctores tiene la Iglesia, pero desde que relevó a don Boni allá por 1999, se ha convertido en un referente, ayudado claro está por el don de oficiar en el templo más señero de la ciudad.

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Volviendo a los tiempos de la palada, que se recrean estos días en Begoña, con unos paneles informativos sobre el oricio, recuerdas la atmósfera cilúrniga que se montaba esa noche en la cocina entre los vapores de los asteroides negros hirviendo en la perola y, luego, los jugos que se derramaban sobre los periódicos viejos extendidos en la mesa. Hoy prefieres comerlos crudos.

El sábado, en Alimerka, estaban a 24,95 el kilo. O sea, de las 15 pesetas de 1967 a las 4.151 de 2025. El tipo que te antececía pidió una docena. ¿Le habría tocado la lotería? Caso de pedir dos, lo propio para una pareja, hablaríamos ya de 50 euracos. ¡Tremendo! Si don Boni levantara la cabeza excomulgaría desde el altar a quien nos ha dejando sin camión, sin palada y sin oricios.

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