¿Cómo saber si una gasolinera te da gato por liebre con los litros de repostaje?

El precio de la gasolina y del diésel lleva meses disparado a pesar de que en las últimas semanas su precio se haya estabilizado. La Dirección General de Tráfico ofrece consejos para reducir el consumo, las entidades financieras promocionan tarjetas bancarias con las que se puede ahorrar hasta un 12% a la hora de repostar y los conductores buscan cuáles son las gasolineras más baratas de Asturias.

Los consumidores tienen derecho a comprobar si la cantidad de combustible repostado en su vehículo es la que, en efecto, marca el surtidor. Por ley, todas las estaciones de repostaje deben poner a disposición de cualquier consumidor el conocido como servicio de la probeta, un sistema que muchos conductores desconocen pero que tienen derecho a utilizar.

La probeta es, en realidad, un matraz que permite constatar que los surtidores están bien calibrados y que los litros cobrados llegan, en su totalidad, al depósito de los vehículos. El recipiente indica exactamente dónde están los 10 litros. Si al llenarlo la cifra que marca el dispensador es distinta, es que existe un error.

La variación máxima ha de ser del 0,5%. Las oscilaciones más allá de esta cifra dan derecho a interponer una denuncia contra la estación de servicio ante el peligro de estafa. El proceso puede derivar incluso en el cierre del negocio. Los surtidores llegan siempre debidamente calibrados y precintados a la gasolinera y la única manera de modificarlos para reducir el flujo del producto sería desprecintarlo y volverlos a precintar posteriormente.

Pedir la prueba de la probeta no debería ser nunca un problema ya que todas las gasolineras deben prestarse a realizarla sin dilación ni excusas. Además, se trata de un trámite sencillo que puede resolverse en menos de cinco minutos, aportando tranquilidad a los usuarios que desconfían.

El precio de la gasolina se desbocó en primavera y el Gobierno aprobó el 1 de abril una rebaja de al menos 20 céntimos en el precio del combustible. El Estado asume 15 céntimos de esa cuantía y los 5 restantes corren a cargo de las petroleras, aunque algunas aplican rebajas superiores.

La medida, que inicialmente se aplicaría durante tres meses pero finalmente se prolonga hasta fin de año, es una ayuda para sobrellevar la escalada de los precios de la energía agravada con la guerra en Ucrania tanto a las familias como a los transportistas, principales afectados. La inflación también está desbocada y se sitúa en un 10,6%.

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