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RAMÓN MUÑIZ
GIJÓN.
Miércoles, 2 de diciembre 2020, 01:27
Junto al parque de El Lauredal, el Ayuntamiento instaló a mediados de 2017 una furgoneta con equipos que miden la calidad del aire. Nunca registró tanta contaminación por micropartículas de tipo PM10 como este noviembre. La concentración promedio fue de 85 microgramos por metro cúbico, un valor desorbitado. La normativa fija en 50 el máximo diario permitido y solo durante seis jornadas la estación municipal quedó por debajo.
Si los datos los hubiera registrado una estación fija, el Principado habría tenido que aplicar su protocolo anticontaminación en el nivel máximo, restringir tráfico e industria, y esperar una llamada de la Comisión Europea exigiendo que las cosas cambien o habrá multa. Como los medidores están en una furgoneta, no existen esas consecuencias, pero sí la desesperación de unos vecinos que ayer estallaron.
María Elvira Blanco viven en El Cerillero: «El olor ha sido insoportable. Salgo a correr por las mañanas y ese sabor plomizo se metía en la boca. Una vez al terminar encontré líneas negras de suciedad en los pliegues de la mascarilla». Dice mantener cerradas las ventanas, pero «el polvo negro entra por los respiraderos. Mis muebles son blancos y cuando abres el cajón ahí te lo encuentras». Ha preguntado a su médico de cabecera por una conjuntivitis reciente y un dolor de garganta que aumenta: «Sí, me dice que puede ser la polución».
Contra la polución de la zona oeste, Principado y Ayuntamiento hicieron un borrador de plan, abierto hasta hoy a sugerencias, con 25 medidas cuyo esfuerzo exige 8,9 millones. Han presentado ya alegaciones tanto vecinos y ecologistas como Arcelor, que aduce no estar en este momento para más gastos.
«Basta de promesas incumplidas, la contaminación nos está matando. Si coges uno de los estudios del Instituto de Salud Carlos III, resulta que en Asturias una de cada tres personas que fallece es víctima de la polución», manifiesta José Luis Fernández Bernardo, 'Aguirre'. Vive en Tremañes y forma parte de la plataforma contra la contaminación.
El colectivo considera que el plan «es papel mojado. Lo que hacen es poner las mismas medidas que ya prometieron en 2017 y siguen sin cumplir», critica Inés Prada, residente en Jove. En efecto, la lista de retrasos es amplia. El Principado sigue con colocar las cámaras con las que dijo que vigilaría a industria y puerto, Arcelor calcula que no tendrá hasta marzo el filtro de mangas del sínter que se esperaba para finales de 2019 y la estación fija en el Lauredal sigue a la espera. La Consejería de Medio Ambiente confían en licitarla por 200.000 euros «de manera inmediata».
En sus alegaciones la plataforma reclama esas cámaras, atajar también el problema de ruido, cubrir el movimiento de graneles en El Musel, todo ello sin mucha fe. «Ahí tienes a los ecologistas, llevan 40 años haciendo alegaciones y se siguen sin cumplir. Es todo papel mojado», tercia José Luis Rodríguez Peón, de Pescadores.
Los aludidos siguen insistiendo. En sus alegaciones, Paco Ramos, de Ecoloxistes n'Aición, dice que las medidas del plan son positivas, «pero todo indica que no van a ser ni mucho menos suficientes, dado que la situación en la que nos encontramos es mucho más restrictiva que todas las medidas propuestas sin que exista ninguna mejora sustancial en El Lauredal». El plan, dicen, no solucionará nada «hasta que no se corrija la situación de Arcelor».
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