«¿Qué vamos a hacer sin ti?», clama la familia de Yencer

A su lado, su hija, Liranyi. Embarazada de pocos meses y con una hija muy pequeña, no dejaba de lamentar que Yencer hubiese ido el miércoles a la playa sin avisarla. Cuando se enteró ya había pasado todo: «¿Por qué no te despediste; qué vamos a hacer sin ti?», clamaba entre lágrimas y rodeada de numerosos familiares y amigos.

La sala número siete del tanatorio se quedó pequeña para acoger a todos los que quisieron apoyar a la familia, de origen dominicano, pero residente en la capital asturiana, en estos duros momentos. No será hasta mañana, a las 11 horas, cuando el cuerpo reciba cristiana sepultura en el cementerio de El Salvador.

Uno de los que ayer no se separó de la madre de Yencer fue su cuñado Juan Ornachea. Estaba en Salamanca junto a su pareja y una hermana, ambas familiares de la madre, cuando ocurrieron los hechos. De inmediato viajaron hasta Oviedo para acompañar y consolar a la familia: «Yo no estaba con ellas cuando les llamaron, pero al poco tiempo llegué y me las encontré tiradas en el suelo. Vinimos de inmediato para Asturias».

Llegaron a las ocho de la tarde a Gijón y allí se encontraron con la madre del joven. Estaba «desolada». En aquel momento, el cuerpo de su hijo aún no había aparecido y poco tiempo después finalizaban las labores de rescate. Pasada la medianoche, el socorrista Mauro Blanco encontró el cuerpo sin vida frente la escalera 1. Nadie podía esperar este trágico final para un joven al que todos recuerdan como «humilde, trabajador y apasionado por el fútbol», según su primo Francis Germosén.

También en Gijón se recordó ayer al joven fallecido. Los portavoces municipales guardaron dos minutos de silencio antes del inicio del Pleno. El primero, por Manolo Llanos, medalla de plata de Gijón y exdirector deportivo del Comité Olímpico Español, y el otro, por el joven Yencer.