RAMÓN MUÑIZ
GIJÓN.
Lunes, 22 de junio 2020, 00:35
La alcaldesa Ana González mostró sus cartas hace un mes e inició una jugada que determinará el mandato. Quiere relevar el convenio del plan de vías y construir la próxima estación ferroviaria en Moreda, junto a la de Sanz Crespo. Cambia la ubicación ... pero también la secuencia.
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No se trata ya de abordar la estación intermodal de una vez, sino de concentrarse en una parte, la que permite abrir el metrotrén. La instalación se circunscribiría a los andenes de los cercanías de ancho convencional y el pasillo ferroviario que les permita continuar por los 3,8 kilómetros excavados bajo el subsuelo de Gijón. Feve y el Alvia seguirían en Sanz Crespo. Para quedar completa, para lograr la categoría de estación intermodal, al nuevo edificio le faltaría un parking, andenes para el Alvia y el autobús, algo que se deja para más adelante.
Por eso el equipo de gobierno local habla de abordar la «fase 1» de la estación. Sanz Crespo y la vecina estación de León evidencian que las instalaciones provisionales duran más de lo calculado, pero también que logran la implicación del Ministerio de Transportes con mayor facilidad.
El estudio informativo elaborado por el ministerio expone que «laminar» así el desembolso «permitiría, a corto plazo» el estreno del túnel del metrotrén, excavado hace 14 años y llamado a revolucionar la movilidad, al punto de que el gobierno local defiende que su apertura supone «tener una estación lineal de siete paradas». ¿Cuánto habría que esperar? El informe no lo concreta, pero la alcaldesa estima que si su jugada sale, la obra se licitaría cerca de mayo de 2023, cuando los gijoneses están convocados a las elecciones locales.
Entre la valoración de ofertas, la selección del adjudicatario, la formalización del contrato y el inicio de los trabajos, una expectativa optimista para el tipo de construcción planteado, situaría su inauguración a finales de 2025. El esquema exige paciencia, pero no mucha más de la ya anunciada: el convenio vigente situaba también los estrenos del metrotrén y la estación en 2025, eso sí, con una estación ya intermodal.
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Tener las obras en concurso al final del mandato obliga a superar etapas, cada una con capacidad de dilatar los plazos. El primer reto pasa por rehacer el convenio. El pacto está sujeto a la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público, impone obligaciones al Ayuntamiento, Principado y ministerio y si uno incumple, los otros pueden pedir indemnización. El mutuo acuerdo también permite extinguir el convenio.
González quiere cambiar la ubicación respetando el reparto de la inversión. Si convence al resto, entrarán en juego los funcionarios de intervención y letrados. La última vez que hubo acuerdo político, superar ese trámite llevó un año.
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En Moreda el estudio calcula la licitación de la intermodal en 321,7 millones, suma que descompone por piezas. Quedarse con la de la estación de cercanías de ancho convencional, una cubierta más económica y la conexión al metrotrén dejaría la suma en unos 138,6 millones. Si la idea sigue siendo que el Banco Europeo de Inversiones los adelante, tocaría encargar un estudio de viabilidad socioeconómica que cuantifique las ventajas del asunto y sin el que la institución no se abre a negociar. Encargos de este tipo pueden resolverse en doce meses.
Otra de las dudas atañe al proyecto. La tesis de la alcaldesa es que la declaración ambiental otorgada en 2006 a Moreda sigue vigente, lo que en puridad faculta al ministerio a coger mañana mismo los proyectos de obra que ya hizo para el lugar y encargar su actualización. Esa es una tarea que llevará tiempo; la normativa ha cambiado tanto que el propio Adif está necesitando 18 meses para renovar su diseño de la estación de El Bibio.
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Si se quiere tener máxima seguridad jurídica, las partes pueden seguir tramitando una nueva declaración ambiental en paralelo a la redacción del proyecto. El ministerio ha dado el primer paso, al someter a consulta pública el estudio informativo. De seguir el procedimiento, en julio recogerá las alegaciones, hará un informe respondiéndolas y pasará luego el expediente al Ministerio para la Transición Ecológica. La última vez que éste examinó el estudio de una intermodal fue en 2018 y tardó ocho meses en dar luz verde, lo que no penaliza el calendario que quiere cumplir la alcaldesa.
Con dinero, permisos y proyecto, tocaría lanzar la obra y cruzar los dedos para que no tropiece con tuberías o problemas geológicos no previstos.
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