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EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Jueves, 19 de agosto 2021, 05:08
Primero la sorpresa y la incredulidad, luego la indignación y por último, el cabreo. Tras renunciar a la feria el año pasado y lograr que este agosto sobreviviera a la covid con cerca de 10.000 espectadores, nadie sospechaba que la feria de Begoña que ... cerró Daniel Luque el pasado domingo fuera a ser la última. «Estoy indignada, me parece un atropello», manifestaba Maritina Medio, presidenta de la Federación de Peñas Taurinas y de la peña Miguel Ángel Perera, apenas minutos después de que la alcaldesa anunciase la decisión. «Todo es susceptible de protesta y recurso y haremos lo que sea por mantener la feria», advertía.
Las peñas empezaron ayer a movilizarse, no solo consultando las opciones legales sino organizando sobre la marcha una concentración ante la plaza de toros en la que estuvieron respaldados por los partidos de centroderecha Ciudadanos, PP, Vox y Foro. Reprochan a Ana González una decisión que creen que se tomó «en caliente, sobre la marcha y sin consensuar». Es la opinión de Aquilino Tuya, de la peña Cocheras, pero la comparte el resto de la afición: «Es como si mañana deciden cerrar El Molinón».
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También defendían que el argumento esgrimido por la alcaldesa tiene «muy poco peso». «Es algo absurdo y demuestra desconocimiento del tema», consideraba José Luis Villar, secretario de la Peña Astur, quien recordaba haber visto lidiar a un toro de nombre 'Asturiano' y hablaba del «quebranto económico» que acarreará perder la feria. «Una chorrada como un templo, una auténtica vergüenza y de una bajeza increíble», resumía José Luis Espina, de la peña José Tomás, que pedía «que dejen a la gente disfrutar de la fiesta sin meterla en temas políticos». «No se explica. Creo que lo tenían planeado y dejaron pasar la feria para dar el golpe después», apuntaba Pedro López, de la peña Gijona.
Paco Orejas, de la peña El Fandi, llamaba a echarse a la calle «no solo a los taurinos, sino también a los hosteleros y demás sectores que se ven beneficiados por los visitantes del mundo del toro, que tienen un nivel adquisitivo alto». «No me esperaba esto de una Alcaldía que este año se esforzó en que la feria saliese adelante», reconocía. A su juicio, «el final de los toros solo va a determinarlo el aficionado. Es un espectáculo legal y protegido, y estos días se demostró que también está vivo y sostiene económicamente a otros sectores».
«No se puede prohibir todo lo que no guste y decir que la gente se vaya acostumbrando», incidía Josechu Mendoza, de la peña Dávila. «Es indignante, no hay derecho -continuaba-. La gente quiere toros y alegría, y la alcaldesa gobierna para todos».
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