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Rodríguez Valero. E. C.

«El puerto de Gijón puede y debe convertirse en 'hub' de contenedores»

Rafael Rodríguez Valero, exdirector de la Marina Mercante, llama a «ponerse las pilas» y resolver las deficiencias en la terminal de El Musel

EUGENIA GARCÍA

GIJÓN.

Domingo, 6 de diciembre 2020, 01:12

Los problemas venían de antes, pero comenzaron a escalar a partir del 9 de octubre. Aquel día comenzó la huelga de estibadores en Bilbao y, como consecuencia, algunos de los tráficos se desviaron a otros puertos. Es algo natural en una red logística como la ... de los puertos del estado: si falla uno, el resto del sistema se ve afectado. La terminal de contenedores de El Musel tuvo que absorber de golpe un 50% más de mercancías. Y se demostró que no estaba lista para ello. «Se han descubierto las deficiencias del puerto de Gijón. Ahora es momento de ponerse las pilas», asegura el gijonés Rafael Rodríguez Valero, exdirector de la Marina Mercante.

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EL COMERCIO fue el primero en informar, el pasado 17 de octubre, sobre los embudos de camiones que empezaban a formarse a la entrada de la terminal de contenedores y que ocasionaban retrasos a los operadores portuarios. Desde entonces, la situación no hizo más que empeorar, hasta el punto en que ha habido barcos que zarparon dejando en tierra hasta 150 contenedores. Cargas fallidas, contenedores extraviados en la propia terminal y esperas de horas para los camioneros se convirtieron en norma para desesperación de los clientes del puerto, mientras el conflicto en Bilbao se enquistaba y alargaba más de lo inicialmente previsto.

Navieras, transportistas y empresas exportadoras e importadoras se vieron obligadas a instar a la Autoridad Portuaria a intervenir para forzar a la concesionaria, la empresa APM (grupo Moller-Maersk) a buscar soluciones efectivas. Entretanto, algunos de los clientes habituales del puerto gijonés comenzaron a buscar salidas para sus mercancías en otros puertos.

La terminal duplicó su superficie de almacenamiento en el muelle de La Osa y su gestor trasladó a Gijón a 15 trabajadores más, así como maquinaria. Se ampliaron los horarios, se abrió una segunda puerta de acceso y se instaló una segunda báscula, móvil, para el pesaje de contenedores. Fade elevó a Puertos del Estado la petición de solventar el colapso. Y este miércoles, el Principado, la Autoridad Portuaria y las empresas afectadas mantuvieron una reunión a la que no acudió APM, que alegó no haber recibido invitación.

Recuperar la reputación

Pese a todas las medidas tomadas, hasta que el viernes se anunció la desconvocatoria -temporal- de la huelga de Bilbao no respiraron aliviados los afectados. La vuelta al trabajo de los estibadores bilbaínos no tendrá efectos inmediatos en Gijón, pero contribuirá a terminar con el atasco de la terminal. Más difícil, aunque no imposible, será reparar el daño reputacional.

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Se ha perdido una oportunidad, pero «la reputación es recuperable si el puerto ofrece una serie de garantías», defiende Rafael Rodríguez Valero. En su opinión, si los presidentes de las autoridades portuarias -en este caso Laureano Lourido, cuya labor elogia- tuvieran más autonomía, «podrían solventar más rápidamente las deficiencias de sus puertos ante situaciones sobrevenidas». De cara al futuro inmediato, asegura que «el puerto de Gijón tiene, por su situación estratégica y su cercanía con Leixoes -puerto de referencia en cuanto al transporte contenerizado-, gran potencial como 'hub' o centro de operaciones internacional para el transporte de contenedores». ¿Qué debe hacerse para lograrlo y para evitar futuros colapsos? «En primer lugar debe solventar la gran escasez en personal de la estiba dedicado a los contenedores. El Musel debe ofrecer el 7x24x365 -es decir, servicio los siete días de la semana, 24 horas y durante los 365 días del año- igual que otros puertos. No puede ser que haya que parar la descarga porque no hay otro turno de estiba», reflexiona. Dado que la concesión actual vence en 2022, sugiere a la Autoridad Portuaria que exija a la siguiente concesionaria un turno permanente.

Asimismo, sostiene, «urge solventar la falta de automatización de las líneas de carga», un aspecto que guarda gran relación con la conexión de ferrocarril. En la terminal de contenedores, la línea no llega al muelle de carga, sino que termina en el depósito. Es decir, un contenedor que llega en ferrocarril pasa primero por el depósito, después es recogido por un camión y finalmente, subido al barco, «lo que supone una pérdida importante de operatividad».

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Y habría que incrementar el número de básculas. «No puede haber solo una. Si un puerto quiere dedicarse al container debe contar con dos o tres, porque los tiempos con este tipo de tráficos son muy justos y al mínimo desajuste se producen retrasos importantes, como ha ocurrido a raíz del problema sobrevenido de la huelga en Bilbao». En su opinión, El Musel debería hacer una apuesta estratégica por el contenedor 'reefer' o frigorífico.

Actualmente hay tres o cuatro líneas que prestan este servicio, muy importante para la industria alimentaria, que está en auge. «El mundo marítimo es muy complejo y el que pega primero pega dos veces. Gijón podría hacerlo en el contenedor refrigerado».

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