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«Paz era una persona muy buena, vivía el aquí y el ahora, nunca robaría dinero de nadie, creía en la reciprocidad universal». La hermana de la gijonesa fallecida de forma violenta en Navia en 2018 declaró en el juicio que afronta Javier Ledo que el ahora procesado le dijo tras la desaparición de la mujer que «podría haberse suicidado». «Ella nunca jamás tuvo esa idea, al contrario, estaba llena de vida y de planes...», explicó en una emotiva declaración.
Fue precisamente la hermana de Paz Fernández Borrego la que interpuso la denuncia por desaparición el 14 de febrero de 2018 después de desplazarse a Navia a recoger el perro de la víctima. «Me avisaron que el perro estaba solo por las calles, cerca de la pensión donde se quedaba mi hermana, fui a buscarlo y ya supe que a Paz le había pasado algo malo, ella nunca se iría sin avisar a su familia», señaló.
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Durante los 21 días transcurridos hasta el hallazgo del cadáver en el embalse de Arbón, estuvo «en permanente contacto con Javier Ledo». «Nos preguntaba cómo iba la investigación, se interesaba por saber quién era el sospechoso y aparentaba estar muy preocupado, a pesar de que ya era el principal sospechoso, llegué a dudar de él, pq intentaba desviar la atención hacia un amigo de mi hermana», añadió la testigo, a quien el magistrado de la Sección Octava de la Audiencia Provincial tuvo que apercibir en varias ocasiones por hacer indicaciones al jurado popular o realizar gestos al acusado.
También declararon en la segunda sesión de la vista oral los agentes de la Guardia Civil que participaron en la investigación. Relataron que la mujer «se dedicaba a la prostitución» y que se había desplazado de Gijón a Navia «para recibir dinero de un cliente para reparar el motor de su autocaravana». Una vez recibido una cantidad importante para el taller, «gastó cien euros en las máquinas tragaperras».
Sobre la inspección de la casa en la que se produjo la muerte, los agentes aseguraron que «la vivienda había sido limpiada a fondo con productos potentes», si bien los análisis de la Policía Científica revelaron que «había restos de sangre por casi toda la casa: en las escaleras, en la cocina, en el baño y en las habitaciones». A juicio de los investigadores, «el cuerpo no se arrastró porque la sangre no era por arrastre, era por goteo de haberlo trasladado de la planta de arriba a la de abajo». Además, «las lesiones que presentaba en la cabeza no era compatibles con una caída, si no que más bien apuntan a golpes con un objeto», apuntaron.
El propio acusado manifestó a los agentes que había golpeado a Paz Fernández Borrego «con un rodillo de cocina», si bien aseguró que le había dado en los brazos para que le devolviese el sobre con dinero que supuestamente le había cogido.
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