Cambios para mejorar la seguridad del Muro tras la reapertura

La apertura llegó con casi una hora de retraso sobre la que había sido anunciada, ante la necesidad de hacer en el último momento algunos ajustes técnicos en los semáforos. Había que garantizar una adecuada secuenciación de las luces en cruces como el de Canga Argüelles, para evitar sustos y que cada vehículo acceda a él solo cuando le corresponde. «Cuando esté todo, nos avisáis para que en diez o quince minutos podamos abrir», negociaba con los operarios un policía local. Y mientras se seguían empalmando cables, por el 'cascayu', pese a la lluvia, se veía aún a gente a pie, principalmente corriendo. Uno de los últimos que pudo hacerlo fue Luis González, que lleva varios días de visita en la ciudad en los que se había acostumbrado ya a practicar deporte por este espacio peatonalizado en compañía de su perro. «Ahora tocará hacerlo por el paseo», apuntaba.

Al tiempo que se trabajaba en los semáforos, el jefe de Tráfico del Ayuntamiento, Fernando García, revisaba uno de los puntos que ya se preveía que podrían resultar más conflictivos, que es el tramo de Rufo García Rendueles que va de Canga Argüelles a Menéndez Pelayo. Hasta ayer, era el único punto del Muro en el que se mantenía el doble sentido de circulación, aunque por el lado de la mediana más apartado del paseo. Ahora, a la altura de Canga Argüelles, dos nuevas señales informan de que el tráfico que tenga como destino el Ayuntamiento debe continuar su ruta de frente por el 'cascayu', mientras que los que quieran girar hacia Menéndez Pelayo deben cambiarse antes al otro lado de la mediana -existe un semáforo específico indicando este desvío-, por lo que durante unos metros el tráfico motorizado en sentido oeste dispone de dos carriles, entre los que queda encajonado el carril bici. «Tendremos que reforzar la señalización horizontal», apuntaba García momentos antes de autorizar la apertura del tráfico.

Y apenas bastaron unos minutos para darle la razón. Aun con la Policía Local apostada en esa zona para informar y regular, fueron varios los conductores que erraron la maniobra. Algunos, que iban por el 'cascayu', se metían al carril bici -que en una mañana de copioso 'orbayu' apenas tenía ciclistas- confundiéndolo con el de giro hacia Menéndez Pelayo. Otros hacían lo mismo cuando se incorporaban a Rufo García Rendueles por Canga Argüelles, procedentes de la calle Manso. En lugar de entrar al 'cascayu', lo hacían a la vía ciclista hasta que los agentes les avisaban del error. Incluso un autobús de EMTUSA se equivocó al acceder al Muro desde Manso: debía incorporarse al carril que permite girar hacia Menéndez Pelayo, por donde discurre su ruta, pero entró de lleno al 'cascayu', aunque con la ayuda de los policías pudo salir de él sin mayores problemas.

Fueron tan reiteradas las confusiones que al final el Ayuntamiento optó por colocar dos bolardos a la altura del carril bici -que en ese tramo, a diferencia del resto, carece de separadores con respecto al de los coches-, por entre los cuales sí pueden pasar los ciclistas pero no los coches. Además se pintarán nuevas marcas viales sobre el asfalto para indicar el trazado que debían seguir los coches que quisieran girar a Menéndez Pelayo. Corregir, ya con el tráfico abierto, para evitar lamentar.

Pero la reapertura del tráfico motorizado también trajo cambios para los ciclistas y usuarios de patinetes eléctricos, que aunque mantienen una vía de uso exclusivo que no ha variado su trazado, se verán damnificados por los nuevos cruces con los coches. Lo notarán por ejemplo en el tiempo que les lleva cruzar de punta a punta Rufo García Rendueles, ya que ahora se encontrarán con tres nuevos puntos de regulación semafórica. Y a diferencia de los que tenían hasta ahora a la altura de los pasos de peatones -donde siempre se encontraban las luces en verde o como mucho en ámbar, pudiendo seguir su marcha siempre que no hubiera nadie cruzando-, estos sí tienen fase roja, en algunos casos bastante prolongada.

«¿Pero para qué nos han puesto este semáforo?», preguntaba una usuaria del carril a un agente, para encontrarse con la explicación de «es que por ahí pueden venirle coches». En concreto bicicletas y coches se cruzan a la altura de Canga Argüelles, Menéndez Pelayo, Marqués de Urquijo y Eladio Carreño. En estos dos últimos casos se debe a que el carril bici atraviesa trasversalmente el 'cascayu'. Y en las primeras horas algunos ciclistas, habituados a tener vía libre en estos puntos, ni siquiera se percataban de la presencia de las luces rojas si en ese momento no pasaban coches.

En cuanto a los peatones, aparte de disponer del ancho paseo de la playa, sus pasos sobre el asfalto quedaron restringidos a una franja delimitada con bolardos que se prolonga desde Marqués de Urquijo hasta la escalera 7, donde un gran macetero corta el paso y se ha dibujado una especie de 'carril de incorporación' al paseo con el indicativo de 'fin zona peatonal'. Desde ahí hasta Eladio Carreño quedan unos metros inutilizados que ayer, no obstante, algunos también aprovechaban para pasear con sus perros.