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La expectación era máxima en la antesala de la medianoche más mágica del año. Con una temperatura agradable, aún por encima de los 20 grados, a las nueve y media de la noche ya comenzaban a desfilar por las playas de Poniente y San Lorenzo los primeros ríos de gente en busca de los mejores sitios para disfrutar de una cita obligada en Gijón. No quedó un hueco libre: los arenales, el Muro, el paseo de Poniente –que tenía el incentivo del concierto de Assia–, el graderío del Náutico, Cimavilla, el Puerto Deportivo, El Rinconín y hasta La Providencia. Todo completo. Ni siquiera el mar quedó exento de quienes vieron la oportunidad de disfrutar de una vista privilegiada y muestra de ello fueron las embarcaciones que fondeaban en la bahía gijonesa a la espera del espectáculo pirotécnico.
Las familias García Menéndez y Blanco Tarriño, amigas por «los niños y el patinaje», fueron de las primeras en llegar al graderío del Náutico para que los pequeños pudiesen ver los fuegos desde una buena posición y sin cansarse. «¡Traemos hasta los bocadillos!», afirmaba Lorena Menéndez. Repetían la misma jugada de todos los años y, aunque con «los críos» como excusa, al final «las madres somos quienes más lo disfrutamos», apuntaba.
En el Muro estaban preparados para verlos por primera vez Jorge McPhail y Alida Rivera, de Venezuela, pero no estaban solos. Iban con su hija Silvana, que lleva siete años en Gijón e iba a hacer de maestra de ceremonias. «Nos ha contado que es un evento espectacular y bellísimo», decía, emocionada, Rivera. Unos metros más allá, en la arena de San Lorenzo, cenaban una hamburguesa los toledanos Miguel, Alberto y Javier. También era su primera vez. «Nos hemos enterado de que había fuegos artificiales y nos gustó la idea de verlos con este paisaje», indicaron.
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Aunque los grandes banquetes previos a los Fuegos fueron en Poniente. Tortilla, empanada, bollos preñaos, queso, fuet y «mucha sidra» fue el menú del grupo de amigos que forman Aitor, Alejandra, Alfredo, Vanesa, Soraya (de Los Eléctricos), Estefanía y Eva. Y no se quedaron cortos, porque «¡el año pasado fue todavía peor!», comentaban entre risas. Eso sí, este «venimos sin niños».
Otros preferían cenar en casa e ir directamente a «la parada del helado». Fue el caso de Pelayo, Samuel, Nerea, Cristian, Víctor, Laura, Miguel y Eli. «Todos los años hacemos lo mismo: primero vamos a Assia, luego vamos a los Fuegos y después volvemos al concierto de Assia», señalaron. La opciones para aguantar la espera hasta las doce son infinitas.
Por eso, la gran familia que son Paula, Joaquín, Aura, Vícto, Pedro, Patri, Paula, Barry, Vanesa y Hugo, Susana, Ricardo, Sergio, Bea, Carlos y Lucía, optaron por ir rápidamente a recoger unas pizzas y así evitar llevar cosas de más. «¡Voy a salir en EL COMERCIO!», gritaba el pequeño Sergio mientras se preparaba para la foto. Su prima Lucía lloraba. Es lo que tienen los nervios de los Fuegos. No hay quien pueda con ellos.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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