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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Miércoles, 2 de septiembre 2020, 01:10
Seis meses después del secuestro del gijonés Pablo Sánchez en el polígono de Pervera, en Carreño, la Guardia Civil avanza a pasos firmes en la investigación. Según ha podido saber EL COMERCIO, los agentes tendrían ya identificados a los individuos que durante una semana ... tuvieron retenido al joven de 34 años, al que supuestamente interceptaron a las puertas de la nave que alberga el negocio de autocaravanas de su hermano.
Las pesquisas policiales corren a cargo de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón, con la intervención de la Unidad Central Operativa (UCO). Los agentes especializados en este tipo de delitos se desplazaron desde Madrid a los pocos días de que la familia denunciase la desaparición, dado el cariz al que tomaba el asunto.
El vehículo del desaparecido fue encontrado junto a la nave, abierto y con el teléfono móvil dentro. Ya desde el primer momento todo apuntaba a que no se trataba de una fuga voluntaria y que podrían haber intervenido terceras personas.
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Los amigos de Pablo Sánchez, aficionado al surf y que acababa de regresar de un viaje a Australia e Indonesia, se movilizaron a través de las redes sociales en busca de pistas. Su familia directa, sin embargo, optó por mantener la discreción en torno a los inquietantes hechos.
Al parecer, manifestaron haber recibido la llamada de los presuntos secuestradores solicitando el pago de un millón de euros a cambio de su liberación.
Los acontecimientos se precipitaron. Cuando se empezaba a hablar de un confinamiento de la población por la pandemia del coronavirus, los raptores lo liberaron. El propio rehén manifestó en una primera declaración que lo había tenido retenido en un piso del barrio de La Calzada hasta que la madrugada del 12 de marzo, dos días antes del estado de alarma, lo liberasen, supuestamente, junto a la estación de autobuses. Pablo Sánchez aseguró que había cogido un taxi y se había ido directamente a su casa. El confinamiento durante más de dos meses ralentizó las investigaciones de la Guardia Civil, que ahora estarían a punto de concluir. La operación conjunta de la Comandancia de Gijón y la Unidad Central Operativa (UCO) habría permitido identificar a los responsables de la retención ilegal, un delito muy poco habitual en Asturias y que hizo saltar todas las alarmas.
Al parecer, los captores pertenecerían a la delincuencia común y utilizaron métodos rudimentarios para ejecutar su plan. En un primer momento Pablo Sánchez aseguró que no se acordaba de nada de lo ocurrido durante los siete días que estuvo secuestrado.
Sin embargo, durante los exhaustivos interrogatorios a los que fue sometido por los guardias acabó por contar detalles que habrían servido para componer parte del puzzle. Las arduas investigaciones posteriores utilizando avanzada tecnología habrían acabado por componer el episodio delictivo.
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