Los secuestradores liberaron a Pablo Sánchez en plena negociación con agentes de la Guardia Civil

Así lo hicieron. Pasadas las cinco de la madrugada dejaron a Sánchez en un punto del centro de Gijón y desaparecieron en cuestión de minutos. Tras más de siete días retenido, Pablo decidió coger un taxi para volver a casa. Fueron sus propios familiares quienes comunicaron su liberación a la Guardia Civil, que inmediatamente se desplazó hasta la vivienda. Tal y como establece el protocolo en este tipo de casos, los agentes trasladaron al bodyboarder gijonés al hospital más cercano para descartar cualquier lesión. La víctima, que no presentaba signos de violencia, no refirió ningún maltrato y rechazó recibir asistencia psicológica.

Reconoció estar «cansado» y llegó a la Comandancia de Gijón en torno a las diez de la mañana para ofrecer su testimonio sobre lo ocurrido. En un primer momento aseguró a los investigadores no recordar nada más allá de su liberación. Se mostró tranquilo, sin signos de estar bajo el impacto de la situación vivida y con cierta reticencia a aportar detalles que, insistió, no conocía. Pese a ese primer bloqueo, durante las más de nueve horas que permaneció en dependencias de la Guardia Civil Sánchez sí logró aportar cierta información sobre lo sucedido. Los investigadores, que no descartan ninguna hipótesis, conceden un valor clave a su testimonio, motivo por el cual alargaron la declaración hasta última hora de la noche.

Una vez liberada la víctima, la Guardia Civil se centra ahora en localizar a los responsables. La línea de investigación sobre la que trabajan los agentes contempla la existencia de dos secuestradores, afincados en Asturias y con cierta relación con el mundo de la droga. Se trataría de un perfil de delincuente poco profesional que podría haber tenido retenida a la víctima en un piso del barrio de La Calzada.

En un primer momento, tras conocerse el secuestro, la Guardia Civil recibió numerosas llamadas de empresarios preocupados por si podría tratarse de una oleada de chantajes. Sin embargo, los investigadores prácticamente descartan esta hipótesis y apuntan a que la desaparición de Sánchez y la posterior petición de un rescate responde a un intento por extorsionar a alguna persona de su entorno, motivo por el que este centra también parte de las pesquisas.

Pablo Juan Sánchez fue visto por última vez el pasado jueves. Vestía un pantalón de chándal y chaqueta gris y se dirigía al negocio de autocaravanas que su hermano regenta en el polígono de Pervera, en Carreño. Allí, en el exterior de la nave, fue donde apareció su coche, abierto y con las llaves y el teléfono móvil en su interior, aunque sin signos de violencia. Algunos testigos afirmaron haber visto aparcado en la zona un BMW X3 de color oscuro, el cual no identificaron como uno de los que habitualmente suelen estacionar en el entorno, lo que levantó sus sospechas.