«La Guardia Civil es indispensable y querida, un ejemplo de honor y lealtad»

La Guardia Civil también honró en Gijón a su patrona la virgen del Pilar. El izado de la bandera, a las puertas del palacio de congresos del recinto ferial Luis Adaro, dio comienzo a la fiesta del instituto armado en la ciudad, que esta vez, por no ser cabecera de comandancia, no contó con desfile de sus distintas patrullas. El teniente coronel Manuel Montes presidió un acto al que acudieron casi medio millar de representantes militares y civiles. La alcaldesa Carmen Moriyón; Andrea Pavón, secretaria general de la delegación del Gobierno en Asturias; y Encarnación Vicente, viceconsejera de Justicia, fueron las representantes políticas más destacadas en el acto. «El honor de pertenecer a la Guardia Civil nos ha de llevar al estricto cumplimiento de nuestras obligaciones con España», remarcó teniente coronel Montes, quien destacó como un gran reto la lucha contra la cibercriminalidad.

«Su notable ascenso en los últimos años hace que este tipo de delitos ya formen parte de una realidad compleja», incidió. La Guardia Civil, cabe destacar, ha creado en los últimos meses en Asturias varias equipos de asesoramiento, prevención y respuesta a los ciudadanos. La sociedad asturiana, con un alto grado de envejecimiento, es una de las más vulnerables. «Por ello debemos adaptarnos a la cambiante realidad», aseveró Montes Solís.

El instituto armado, por cierto, celebra en 2024 el 65 aniversario de su destacamento de tráfico. En Gijón, para ser exactos, se asentó el 18 de septiembre de 1960. Apenas diez días más tarde de su llegada a la capital de la región.

Montes Solís no quiso cerrar su intervención sin hacer un reconocimiento público a las familias de los agentes de la Guardia Civil. «Son un apoyo fundamental en nuestro sacrificio», concluyó. Como es habitual, se rindió homenaje a los caídos con una ofrenda floral y la lectura del tradicional texto: «Lo demandó el honor y obedecieron, los requirió el deber y lo acataron; con su sangre la empresa rubricaron, con su esfuerzo la patria engrandecieron. Fueron grandes y fuertes, porque fueron fieles al juramento que empeñaron. Por eso, como valientes lucharon, y como héroes murieron. Por la patria morir fue su destino, querer a España, su pasión eterna, servir en la Guardia Civil, su vocación y sino. No quisieron servir a otra bandera, no quisieron andar otro camino, no supieron vivir de otra manera».

La secretaria general de la delegación del Gobierno, Andrea Pavón, ofreció a los presentes un acertado y aplaudido discurso. «En una tierra de montañas y mar, con muchos kilómetros entre pueblos, rescatáis y ayudáis a los más vulnerables, y por ello sois indispensables y queridos, un ejemplo de honor, lealtad y disciplina». Pavón agradeció también el «compromiso y sensibilización» para con las mujeres víctimas de violencia machista. «En muchas ocasiones sois la primera mano amiga que se encuentra una mujer en una situación así. Vuestros niveles de atención e investigación son digno de elogio».

Como es tradición, la fiesta de la Virgen del Pilar sirvió también para condecorar a, en esta ocasión, nueve agentes de la Guardia Civil que durante su carrera o durante el último año acumularon méritos para ser distinguidos con el Mérito Militar Blanco (José Antonio Arias Alonso y Benjamín Martínez González), la Cruz San Hermenegildo-Placa (Julio Zapatero García), la Cruz Constancia Oro (Montserrat Calvo García y Juan Pablo Álvarez), y la Cruz al Mérito de la Guardia Civil (Plácido Pérez, Juan Franciso Rodríguez, Víctor Manuel Jiménez y Jaime Rivero).

Además, la Hermandad de amigos del benemérito cuerpo de la Guardia Civil entregó el premio Habecu, el cual distingue a los dos mejores expedientes académicos de las familias de los agentes. En esta ocasión, Arancha Sánchez, del Instituto Avelina Cerra de Ribadesella, se llevó el primero premio.

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