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EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Lunes, 14 de noviembre 2022, 03:42
Una mañana cualquiera entre el 1 de octubre y el 30 de abril, con marea baja y buen tiempo, el arenal de San Lorenzo se transforma. Labradores, bracos, bóxers, 'teckels', pastores alemanes, mestizos, dálmatas... perros de todos los pelajes, tamaños y temperamentos toman la playa de la escalera 0 a la 8. Ladran, corren, se persiguen y se lanzan al Cantábrico, ante la mirada de sus dueños, que pasean, charlan entre ellos y a veces, participan en sus juegos, ya sea con las polémicas pelotas o incluso bañándose con los canes.
Dicen los estudios que «las personas con perro muestran índices de salud mejores que quienes no tienen: reducen la ansiedad, el estrés y el riesgo de cardiopatías», expone Nacho Loy, profesor de Psicología en la Universidad de Oviedo. Todo ello por «efecto de la vida que te hace llevar el perro, que te obliga a pasear y relacionarte con otras personas». En general, «tener la responsabilidad de tener que cuidar a otro ser te mantiene activo».
Que se lo digan a Roberto Tamargo, que confiesa que «cuando me jubilé me quedaba en casa demasiado». Buscaba «compañía y también una obligación para salir a la calle» y desde hace seis años y medio tiene de sombra a 'Zar', un perro mestizo con tamaño y carácter de pastor belga malinoise y piel atigrada y morro de galgo. «Lo paseo más o menos tres o cuatro horas al día, fundamentalmente por la playa pero también por Los Pericones o simplemente por las calles de Gijón», explica.
«Fue un chollo de las hijas, que aparecieron un día con este monstruo de dos meses», reconoce Chema Bernardo tras darse un chapuzón con su bóxer 'Jake'. Han pasado seis años de aquel día y, aunque bromea con que a veces «es un 'coñazo'», reconoce que «ahora que estoy retirado me hace mucha compañía: hoy igual no me bañaba si no fuera por él». Cree que «la gente se ha concienciado con los animales» y que «en general, hay civismo: a menudo el peligroso es el dueño».
María José Moreno tuvo perro durante diez años, se murió durante la pandemia y «no quería más, pero apareció mi hijo con 'Sito' en una caja... y no me pude negar». Este 'teckel' «para mí es imprescindible». «Son uno más en las familias: suena muy manido, pero es verdad». «Es un boom: tener perro está de moda», considera Pepe Fernández, que tres o cuatro días a la semana saca un rato a 'Citra', la perra de su hijo, que «no tiene hijos ¡pero sí perro!». Considera que «Gijón es una ciudad cómoda para tenerlo, pero yo en un piso no lo tendría porque da mucho trabajo».
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