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Final feliz en Grado. El hombre que llevaba desde la tarde del martes atrincherado en una caseta de aperos y amenazaba con prenderse fuego ha abandonado su encierro después de hablar largos minutos con el alcalde. La Guardia Civil desplegó un amplio operativo para lograr que el hombre, de 59 años, saliera del interior de la construcción ubicada junto a la depuradora de aguas residuales.
El hombre poseía una lata de gasolina y un mechero y amenazaba con utilizarla contra sí mismo si el edil del municipio no acudía a hablar con él. El alcalde finalmente se desplazó al lugar, pese a que la Benemérita le aconsejó en un primer momento que no fuese dado el grave estado de nerviosismo que presentaba. Finalmente, salió de la caseta por su propia voluntad, se abrazó con su hermano y echó a correr. Los agentes tuvieron que interceptarlo.
Parece que el origen el conflicto es un problema de lindes. El hombre tiene una vivienda familiar en la zona de Castañedo cuyo acceso cerró con un candado y el Ayuntamiento le instó a quitarlo por ser un camino público. Como no lo hizo, el propio Consistorio retiró ese cierre al sostener que se trata de una «zona de paso».
Fueron requeridos servicios sanitarios, bomberos y efectivos Seguridad Ciudadana de Comandancia (Usecic). En la zona encontraba también el negociador de la Guardia Civil, que trató de mediar durante «varias horas» con él. Su esposa, que dio el aviso a las 20.10 horas del martes, acudió a la zona para tratar de convencer a su marido de que depusiera su actitud.
La ubicación de su encierro, lugar conocido como Molino de Agosto, una zona aislada, permitía valorar la situación exenta de riesgo para terceras personas.
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