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«Ningunos padres ni ningunos abuelos tendrían que pasar por el trance de tener que despedir a un hijo y a un nieto. No hay palabras de consuelo en estos momentos para los familiares de César. Lo único que se puede hacer es apoyarse en la fe». El diácono Alberto José González definió el fallecimiento del joven de 23 años que sufrió el accidente en El Musel como «una muerte ladrona». «Nos roba la vida de un ser amado y además de forma repentina, sin la posibilidad de darle un último beso, un último abrazo o pedirle un último perdón», pronunció durante el acto de despedida que se celebró en el tanatorio de Cabueñes y en el que la sala se quedó pequeña para albergar a todos los que querían despedirse de un chico «al que le quedaba toda la vida por delante».
Entre los presentes, numerosos compañeros guardias civiles de la madre, Asun, y también muchos aficionados a los rallies, ya que su padre, Rafael, corre desde hace años y es muy apreciado en ese mundo.
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Olaya Suárez
Poco antes, apenas tres horas, se celebraba el funeral por Roberto Martínez Laguno, el otro trabajador de la empresa de montajes fallecido en el siniestro mortal que tuvo lugar el jueves en El Musel y en el que otros cuatro operarios resultaron heridos. Sus padres, su pareja, hermana, sobrino, cuñado, sus muchos amigos y sus compañeros de profesión se reunieron para decir adiós «a una persona jovial, trabajadora y que supo reinventarse varias veces a lo largo de su vida». Hostelero en los 90, a principios de los 2000 cambió su rumbo profesional para centrarse en el sector de la construcción. Con la crisis del ladrillo de 2008 se volvió a reinventar, dando el salto a los montajes industriales. En esa ocupación que acabó por costarle la vida llevaba varios años, los dos últimos en la empresa Montajes Astur Manzana.
El sacerdote que se encargó de oficiar el funeral animó a los familiares a «apoyarse en el recuerdo que deja Roberto para seguir adelante». «Es duro despedirse de una persona a la que se quiere, pero hay que recordarlo como lo que fue, entrañable, buena persona y con un carácter acogedor», abundó.
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Los trabajadores de la empresa Montajes Astur Manzana (M. A. M.), a la que pertenecían los dos fallecidos, asistían muy afectados a los actos de despedida. «No hay palabras, no nos lo acabamos de creer porque parece que estamos viviendo una pesadilla y nos vamos a despertar», acertaban a decir.
Será el martes, cuando tengan que volver al trabajo, una vez pasado el fin de semana y el lunes festivo, cuando la ausencia de César y Roberto «se haga aún más pesada». «Va a ser difícil volver e intentar retomar la normalidad sin que ellos estén», comentaban, con los ojos empañados y con el pensamiento en la mente de que «le podía haber tocado a cualquiera».
El responsable de la empresa, Evencio Arias, acudió al tanatorio a darle el pésame a los familiares de los fallecidos. En los próximos días deberá prestar declaración ante la Guardia Civil, en el marco de la investigación en la que se tomarán numerosos testimonios, entre ellos a los heridos en el siniestro que el jueves hizo enmudecer a todo el concejo y en especial a las empresas radicadas en El Musel.
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