Florentino Gordillo, en Fomento, en una imagen del verano del año pasado. CAROLINA SANTOS

Consternación por la muerte de un hostelero «al que todo el mundo quería»

«Buscó siempre la unión, huyendo de rencillas, simpático, alegre y cariñoso», sus amigos lloraban ayer la pérdida de Florentino Gordillo

SUSANA D. TEJEDOR

GIJÓN.

Domingo, 11 de octubre 2020, 00:33

«Era cercano, cariñoso, alegre, conciliador, amable y siempre con buena cara». Los amigos de Florentino Gordillo (Gijón, 1968), conocido por todos como Floro, no podían creerse la noticia. Ayer, hacia las cuatro y media de la tarde, dos compañeros se personaron en ... el domicilio de Gordillo, en el barrio de Pumarín, alertados por su ausencia en el trabajo, y encontraron el cuerpo sin vida del popular hostelero. Nada más conocerse la noticia comenzaron a sucederse muestras de dolor y estupefacción ante algo tan inesperado en una persona «querida por todos».

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«Siempre buscaba la unión y llegaba a juntar a personas dispares e incluso con cierta rivalidad, gracias a su carácter amable, cariñoso y unificador». Son las palabras de todos los que le conocían y comparten un mismo sentimiento: «Era alguien verdaderamente excepcional».

Roberto Robles compartió amistad y fútbol durante muchos años con Floro. «Lo conozco desde los 12 años, siempre fue amigo de mi hermano y solo puedo tener buenas palabras hacia él. Era un hombre con una vitalidad tremenda, siempre ayudando a los demás. Nadie puede hablar mal de él, porque era incapaz de hacer daño a nadie». Robles vio en él el potencial humano que tenía y le propuso irse con él a la Peña Hermanos Castro. Un tiempo después, se lo llevó al Marino de Luanco. «Necesitaba que me ayudara alguien y nadie mejor que él. Juntos vivimos los mejores años de este equipo».

Robles recuerda a Floro en la frutería que durante años regentó la familia en la calle Valencia. «El estuvo ayudando allí y luego acudían los chavales a recoger entradas para las fiestas que él organizaba. Era un campeón. Sus virtudes eran enormes. Con él siempre sumabas».

Su gran amigo Gelu Rodríguez no podía contener las lágrimas y apenas podía articular unas palabras: «Se me fue mi amigo del alma». Carmen del Soto lo recordaba ayer entre lágrimas: «Estuve con él hace dos días. Era un gran amigo». Del Soto lo calificaba como «un auténtico agitador de la vida social. Su lema era 'Gijón se mueve', era su grito de guerra. Cantidad de personas que lo conocían y lo querían». También recuerda sus tortillas. «Hacía unas tortillas buenísimas; de hecho, ganó campeonatos. Era afable, cercano, amable, simpático, animoso y un organizador nato. Tenía pandillas de amigos por todos los lados».

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Otro de sus amigos era Jesús Salvador Martínez, portavoz de Foro en el Ayuntamiento de Gijón. «Ha sido algo totalmente inesperado. Lo recuerdo como una esas personas que las ciudades necesitan. Alegre, te contagiaba la felicidad, siempre se esmeraba en organizar fiestas y reuniones de amigos. Era una persona que unía». Martínez está convencido que «irradiaba felicidad y nadie se negaba a sus propuestas porque tenía la habilidad de reunir a gentes muy distintas».

A Falo San Juan, muy conocido en los círculos de los locales nocturnos, la noticia le sorprendía pasada la tarde. «Lo conocía de siempre. Era muy buen chaval, un fenómeno. Simpático, cariñoso y entrañable, y un relaciones públicas extraordinario».

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Floro, que cumplió hace apenas un mes 52 años, estaba soltero y vivía con sus padres, en Pumarín. Sus progenitores Ángel e Irene, no se encontraban ayer en Gijón porque se habían ido fuera a pasar el puente.

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