En memoria de Aníbal

«Aunque el salto no tiene la culpa, porque lleva aquí mucho tiempo, el fin de semana vendremos a reducir su riesgo», manifestaron sus amigos, que llenarán de tierra y madera el foso para anticipar la zona de caída. Deva es, y siempre ha sido, un paraíso ciclista para los amantes del descenso en bicicleta de montaña. La diversidad de sus pasos hace de su monte una zona de gran afluencia. Se organizan incluso carreras profesionales en verano, con pasos de extrema dificultad, riesgo e inclinación, no aptos para todos los usuarios. David Álvarez, amigo del fallecido y ciclista con dilatada experiencia, apunta a que «no estaba de más» señalar el riesgo de los senderos para evitar que se produzcan más accidentes de este tipo. «Es una zona envidiable para la práctica de nuestro deporte, pero se necesita catalogar los pasos e indicar su nivel porque hay zonas muy complicadas», advierte.

Aníbal Díaz era enfermero de urgencias en el Valle del Nalón y había salido el viernes por la tarde a estrenar su bicicleta. En casa le esperaba su pareja con la que convivía desde hace 10 años. Durante la tarde de ayer, su familia se acercó a la fatídica zona para colocar flores donde encontraron su cuerpo malherido. Además de tapar el foso, sus amigos y compañeros colocarán una placa conmemorativa junto al salto donde se produjo el accidente.