Adiós a Carlos Meana, impulsor del Gijón Baloncesto

Además de por su actividad deportiva y comercial, Meana era muy apreciado por su trayectoria docente en la Universidad Laboral, donde ejerció durante años como profesor de educación física. «Era un profesor queridísimo al que sus alumnos no olvidaron nunca», recuerda su primo Bernardo Canga Meana. «Para mí era como mi hermano mayor. Nos criamos juntos, de hecho, vivíamos en el mismo edificio de la calle Anselmo Cifuentes», recuerda.

Ante todo, «era una gran persona, muy humano, muy activo, muy viajero, siempre sonriente y divertido», enumera Canga. Como ejemplo de su bonhomía, su primo recuerda cómo, «cuando hizo la mili en Sevilla, en el regimiento Soria, estuvo dando clases a los soldados e incluso les formó un equipo de baloncesto. Era un hombre muy activo y allí donde iba dejaba su huella, porque era muy bueno», destaca.

Esa afabilidad fue una virtud de la que hacía gala hasta en los momentos más complicados, señalaban ayer familiares y amigos. Pedro Ferrer, máximo mandatario de la Fundación Gijón Baloncesto y del club FODEBA, destacaba cómo en «tiempos de enorme entrega, tensión y esfuerzo, como fueron los de la constitución del Gijón Baloncesto en sociedad anónima deportiva, nunca le vi ni un mal gesto, ni una mala cara. Es una gran pérdida y siento una profunda tristeza».

Sin duda, el baloncesto fue su pasión y en promover su práctica invirtió mucho tiempo y esfuerzo, desde el colegio de La Inmaculada, pasando por el Real Grupo Covadonga y hasta llegar al Gijón Baloncesto. De hecho, «Carlos llevaba todo el tema de la comisión deportiva y fue el responsable del fichaje del jugador estadounidense Lou Roe, que llegó al club cuando éste ascendió a la ACB, la máxima categoría del baloncesto español», recuerda Ferrer.

La capilla ardiente de Carlos Meana se instaló en la sala 2 del tanatorio de Cabueñes. Allí familiares y amigos compartían ayer el dolor por su pérdida y los recuerdos de un «hombre entregado a su familia, muy unido a sus hijos, divertido, deportista y de una vitalidad extraordinaria para su edad».

Sus allegados rememoraban anécdotas y experiencias compartidas. Entre los momentos inolvidables, los vividos el año pasado, durante uno de los últimos viajes: un crucero que compartió toda la familia y en el que disfrutaron de ese espíritu «dinámico e inspirador».

El funeral por Carlos Meana se oficiará hoy, a las seis de la tarde, en la iglesia parroquial de San Julián de Somió. Sus restos mortales serán incinerados en la intimidad familiar.