FéminAs cierra rendida al occidente

La majestuosidad de su paisaje y la singularidad y autenticidad de su despensa y, como consecuencia lógica, de su cocina maravillaron a la más de una treintena de ponentes, mujeres de diferentes ámbitos llegadas de diferentes puntos de España, Perú, Ghana, Brasil, Portugal e Italia. «Hay que hablar de personas que generan riqueza en su territorio cercano, de sostenibilidad y viabilidad, y este Suroccidente es un ejemplo perfecto», apuntó Blanco, que reiteró, como el lunes en la apertura hizo la consejera de Cultura, Política Llínguística y Turismo, Berta Piñán, que el reto es convertir nuestro paraíso y sus muchas virtudes «en fuente de riqueza, sobre todo aquí, en el medio rural».

Benjamín Lana se refirió a la gastronomía «que me interesa», no a la que va pareja al espectáculo vacío, sino la que funciona «como herramienta de transformación social, que va de la mano de la cultura, el sector primario y el turismo». «La gastronomía forma parte de nosotros y tenemos que cuidarla igual que a nuestros bosques y costas», compartió Blanco, que incidió en la labor de protección del colectivo «que da sentido al proyecto de FéminAs», las guisanderas. Asturias, recordó, ha sido fiel al territorio, a las recetas de la infancia y al producto, si bien también se ha reintepretado la herencia recibida en tanto «la tradición no puede ser un corsé, sino que está en continua evolución».

También dedicó unas palabras a las abuelas, que «aportan mucho más valor del que les reconocemos», respondió al chef Andoni Luis Aduriz, que hace unos días dio a entender que estas estaban sobrevaloradas. FéminAs también nació, ahondó la viceconsejera, para reconocer su trabajo y el de las generaciones actuales con el compromiso de transmitir los valores a las venideras en busca de «una sociedad cada vez más justa y responsable».

Lana se queda con el sentido común y «la capacidad de razonar con finura» de las ganaderas, con la conciencia y responsabilidad hacia el legado natural y con quienes asumen el trabajo de proteger «lo que sino se perdería», con el trabajo de la DOP Vino de Cangas «y su buen futuro» y con la buena salud de la pastelería asturiana. «No había visto tanta calidad de un modo tan generacional como en Asturias». Lo dijo, por cierto, tras recorrer durante tres días diferentes puntos de Cangas del Narcea, Tineo y Allande, donde «no hay cobertura y recorrer 20 kilómetros te hace recordar años atrás cuando los mareos en coche eran lo habituall. Esta es la vida real en lo rural».