El consejo de Karlos Arguiñano para salar los alimentos

Según otra encuesta de la de Consumidores y usuarios (OCU), cada español gastará 735 euros estas fiestas y 138 se los llevará la alimentación. Quienes llevan sobre la espalda la responsabilidad de organizar las pitanzas familiares desean dotar a los días de reencuentro familiar de sabor.

Se trata de ofrecer a los suyos lo mejor, sin perder la perspectiva. El ingrediente fundamental no bulle en una olla ni se puede trinchar; tampoco está a la venta en el mercado. El cariño no se compra ni se vende. Agasajar a los comensales estos días resulta, sin embargo, capital.

Este año, quizás sea el de mimar hasta el detalle las recetas para sacar lustre a productos menos llamativos. No todas los bolsillos alcanzan para la langosta, el cochinillo o el capón. Los detalles son siempre relevantes en la cocina pero, en esta tesitura, más, si cabe.

Tiramos de la sabiduría de Karlos Arguiñano para no perder sabor en uno de los pasos más básicos entre fogones: el de salar los alimentos.

Sacudir el salero sobre las viandas lo hace cualquiera pero no todos saben, y muchos se equivocan, que la carne o el pescado requieren distintos tratamientos. El orden, en este caso, sí afecta a los factores.

Lo explica el televisivo chef vasco. En el primer caso, la sal se vierte al final para evitar la pérdida de líquidos y convertir solomillo, entrecot, chuleta o filete en zapato. Con los productos de la mar sucede al contrario.

Arguiñano tiene trucos para casi todo, resultado de una vida dedicada a los fogones a pesar de su brillo en el plató. Con este, conseguirás un caldo transparente y el consomé perfecto mientras este otro dará un toque crujiente al imprescindible rebozado de los calamares a la romana. Los más aplaudidos a lo largo de los años figuran en esta noticia.

El éxito del chef se debe a sus recetas pero también a la naturalidad, socarronería y franqueza con el que sazona sus programas, que han registrado decenas de anécdotas y chascarrillos a lo largo de los años. Las mejores frases de Karlos Arguiñano resumen su esencia y condensan bonhomía, sabiduría y placer por la vida, esa que aliña y enriquece desde la pantalla a golpe de guiso y materia prima.