El FICX reivindica el cine transformador

El cine es mentira pero crea una verdad. Lo dijo Rossy de Palma, agradecida, feliz, besando el suelo del escenario del Jovellanos, simpaticona y divertida. Ella, Premio Isaac del Rivero, acaparó los aplausos en una gala inaugural del FICX que sirvió para reivindicar de su boca «ese cine honesto» que permite «abrir mentes», que «hace empatizar y entender al otro», que se comparte con desconocidos en las salas. Ella clamó por ese cine del «que salimos transformados» y que tanta falta hace en estos tiempos confusos. Ella se erigió sin haberlo pretendido en portavoz de un certamen que ha abierto ya las puertas de par en par a más de 150 títulos que transitarán por las salas de Gijón de aquí hasta el sábado próximo.

El telón se alzó en el Jovellanos con Dany León, Carlos Laiz, Richard García y Luis Senén Fernández poniendo la música y el actor Julián López ejerciendo de maestro de ceremonias con mucho humor y preguntándose cuál es la mejor forma de ejercer de presentador. Provocó carcajadas el cómico manchego, que guió una gala corta en la que hubo solo tiempo para presentar a una representación de los jurados que el sábado próximo emitirán sus fallos, para entregar los galardones y para poco más.

El primero de ellos, el Premio de Honor del FICX, lo recibió el realizador Ado Arrieta, pionero del cine independiente en Francia y España, y un buen amigo del cineasta catalán Albert Serra, que fue quien se ocupó de glosarle. Lo hizo desde la «amistad, el cariño y el respeto» absoluto a quien representa con mayúsculas «el underground y la pureza». El maestro salió a escena entre aplausos y literalmente se quedó sin palabras. Se hizo el silencio durante algunos segundos: «Me encanta, no sé qué decir, estoy encantado de recibir este premio cinéfilo, porque viene de un festival cinéfilo y porque me lo han dado por amor al cine». Poco más. Muchos aplausos y continuó una gala en la que Julián López quiso ilustrar al público sobre la importancia del «boca oreja» a la hora de promocionar las películas y María Royo, en representación de los jurados, se confesó emocionada y sabedora de que no es fácil su misión de juzgar el cine de otros: «Es una gran responsabilidad».

En ello están ya los jurados de las secciones oficiales Albar y Retueyos, pero también los que han de juzgar el cine español, el hecho en les Tierres en Trance de los dos lados del Atlántico o el filmado en Asturias.

Quien no debía pasar ningún examen era Rossy de Palma, que llegó al Jovellanos con el sobresaliente ganado en sus 60 años de vida y después de hacerse muchos selfies por la calle. Ella recibió de manos de Manuel del Rivero el Premio Isaac del Rivero, el fundador del festival, y fue glosada por la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón. «El FICX siempre es motivo de orgullo», avanzó, antes de hablar de sus aires de vanguardia y su vigencia. Y pocos personajes tan vigentes como Rossy de Palma, «una de las actrices más icónicas del cine español». Dijo Moriyón que para ella el éxito artístico reside en lo popular y De Palma lo ha logrado con creces y ha dejado una huella imborrable en nuestra cultura.

Rossy, juguetona, bailando, meneando el sombrero, derrochando buen humor, invitando a Moriyón y Del Rivero a tomar asiento en las butacas del Jovellanos que presidían el escenario, improvisó un discurso certero. «Es un privilegio vivir en una ciudad como esta y tener un festival como este, por eso tenéis que protegerlo y cuidarlo», afirmó antes de hacer esa encendida defensa del cine en este momento en el que el mundo real «parece pura ficción».

Quedaba ya poco por contar, más allá de que iba a proyectarse a continuación el corto 'La causa del accidente que provocó el incendio' y '¡Gloria!', la película de la italiana Margherita Vicario, que estaba allí para hablar de la cinta, pero también para cantar. Es actriz, cantante, compositora y directora esta polifacética mujer que se marcó un brillante y vibrante temazo con los músicos y provocó un auténtico festival de equívocos y risas con Julián López tratando de contar en un castellano que no habla su película. Ya con eso se ganó al público. Tocaba bajar el telón y encender esa pantalla y todas las demás. El FICX transformador ya está aquí.

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