Elecciones autonómicas en Asturias

PP y PSOE, pendientes del voto emigrante: el último escaño se decide por 934 votos

No. Aún hay papeletas por contar. El sistema habilitado por el Principado dejó de actualizar datos a la 1.45 de la madrugada del domingo, con el 98,4% del voto escrutado e información de 25 mesas por incorporar repartidas por una decena larga de concejos. Explican en el Centro de Datos que esa información está pendiente de que la Junta Electoral resuelva incidencias y reclamaciones. Con todo, la gran incógnita de estos comicios reside fuera de España.

El pasado mes de octubre quedó derogado el trámite de rogar el voto para los emigrantes. Este engorro era fruto de un acuerdo del PSOE y el PP en 2011 y buscaba, en teoría, acabar con las posibilidades de fraude detectados en esas sacas. El problema es que sometía a los asturianos en el extranjero a una burocracia que hundió su participación. En 2007, sin voto rogado, 15.000 participaron de los comicios, el máximo histórico; en 2015, con el sistema en vigor, se contabilizaron 2.780 papeletas. En los anteriores comicios, los de 2019, la cosa quedó en 2.623 votos llegados de otros países.

Eliminada la traba, lo esperable es que se reactive ese voto exterior, más en un contexto de participación al alza, de ahí que los partidos prestaran atención a hacer campaña fuera, en especial el PP, que presentaba como candidato a Diego Canga, quien hasta diciembre formaba parte de esa emigración. El censo de residentes ausentes en el extranjero (CERA) de Asturias lo componen 123.184 electores y no hay dato oficial de cuántos votaron. Las primeras valijas con los votos salen hoy por la tarde a la Junta Electoral y se espera que mañana llegue el último envío.

Los partidos manejan una previsión que lo sitúa en el entorno de las 30.000 papeletas, lo que duplicaría la marca de 2007. En la Federación Socialista Asturiana (FSA) tras horas de vértigo y tensión en la noche electoral, dan el resultado por consolidado y creen altamente improbable que incluso con ese contingente de voto exterior cambie algo. Fundan la confianza en su tradicional fortaleza en la emigración. En el PP existe esperanza en haber logrado atraer un perfil de votante distinto dentro de la emigración.

La respuesta del CERA se empezará a conocer a partir de las 8 de la mañana del viernes, cuando se abran las sacas y se proceda a un escrutinio que fuentes próximas a la Junta Electoral prevén se pueda alargar hasta el sábado. El resultado provisional actual da la ventaja al bloque de izquierdas por un solo escaño. La suma de PSOE (19), Convocatoria por Asturies (3) y Podemos (1) se impondría a la teórica del PP (17), Vox (4) y Foro (1), si bien la ubicación de esta última formación en el bloque admite debate. El partido de Carmen Moriyón ha tenido coaliciones con el PP pero su postura abierta a la oficialidad supuso que Vox situara a su diputado Adrián Pumares en la diana e hiciera carteles en su contra.

Sobre el papel, sería posible pero haría falta que el voto emigrante fuera masivo y con un comportamiento electoral distinto al conocido. La calculadora en la que fía sus esperanzas el PP indica que en la circunscripción oriental el PSOE logró su tercer escaño con 934 votos de ventaja respecto a los populares; para revertirla los emigrantes del oriente tendrían que haber depositado 935 votos más al PP que a los socialistas. ¿Qué posibilidades hay?

El observatorio Sadei ofrece datos del voto emigrante por circunscripciones desde 1991. Son las nueve últimas elecciones autonómicas y en todas se impusieron los socialistas, con entre un 36% y un 64% de las papeletas, y ventajas de entre 12 y 42 puntos sobre el PP. En base a esa diferencia, en los cuarteles socialistas ven improbable que se vuelque ese escaño que lo cambiaría todo. En el PP, en cambio, se aferran a la esperanza. «Calma en la batalla, aún hay partido», subrayó ayer Canga.

En el occidente es el PP quien sacó su tercer diputado aventajando a Foro en 2.873 papeletas, distancia que entienden imposible de alterar. Más difícil se antojan cambios en la circunscripción central, donde Vox tendría que recortar una distancia de 4.525 votos para quitarle un escaño a los socialistas.

La gran paradoja tiene que ver con esa victoria del bloque de izquierdas por la mínima. Esos 934 votos de ventaja en el oriente lo determinan todo. Sin esa distancia, la mayoría sería del bloque de derechas, lo que facilitaría un gobierno de Diego Canga si se llegara a entender con Vox y Foro. Gracias a ese escaño vital en la circunscripción menos poblada de la región, la narrativa es otra.

Barbón sale de una debacle nacional socialista encumbrado como ejemplo de resistencia, el último barón del noroeste en un país donde a los socialistas no les queda más referente territorial que Emiliano García-Page (con mayoría absoluta por los pelos), María Chivite (que se mantendría en Navarra con el apoyo de Bildu) y, quizás el canario Ángel Víctor Torres. En el plano local sin embargo el retroceso es considerable. En la FSA veían posible (y doloroso) perder Gijón, contaban con una herida en el occidente pero no de las proporciones cosechadas. La victoria de IU en Langreo también escoció.

Ángel García, 'Cepi', y Mariví Monteserín refuerzan su posición mientas que el resultado en Gijón, Llanes y Oviedo inhibe las opciones de que en esas plazas emerja algún conato de resistencia fuera del 'barbonismo'.

La noche electoral todos ganen pero esta vez casi se da lo contrario. Los socialistas se duelen de las pérdidas aunque se consuelan con esa comparativa nacional. En el círculo de Diego Canga se considera que el balón quedó cerca de entrar. La desolación de Podemos solo la supera Ciudadanos. Foro sigue pero esperaba sacar un segundo diputado en el Occidente. En Vox el resultado sabe a poco pues si el bloque de izquierdas se impone su margen de influencia se reduce. Hay alegría en IU, contenida a la espera del posible órdago final para entrar en el Gobierno.