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EDUARDO PANEQUE
GIJÓN.
Sábado, 28 de diciembre 2019, 01:44
Con el reloj pisando los talones, los sindicatos acordaron desconvocar la huelga de los supermercados cuya segunda fase iba a iniciarse a las 22 horas de ayer y prolongarse hasta el día de Nochevieja. Lo hicieron tras la mediación del Gobierno regional en ... el conflicto. Este envió en la tarde de ayer una carta suscrita por el titular de la Consejería, Enrique Fernández, y por el director general de Empleo y Formación, Pedro Fernández-Raigoso. Los receptores eran tanto los convocantes como la patronal. En ella no se hacía referencia a ninguna propuesta concreta, sino que conminaba a las partes a mantener un encuentro para retomar las negociaciones del convenio sectorial. Lo que sí se reconoció desde el Gobierno regional es que ambas partes habían asumido el diálogo tras el llamamiento realizado desde la Administración regional para volver a reunirse e intentar alcanzar una solución negociada sobre el convenio colectivo del sector.
De los siguientes pasos a dar, siguen quedando algunos grises. Está confirmada la fecha, el próximo 13 de enero, pero aún se desconoce el formato y la hoja de ruta. Pero, dos de los puntos que desencadenaron las movilizaciones volverán a estar sobre la mesa: el reconocimiento de la antigüedad mediante un sistema de ascensos profesionales que permita ascender en la escala profesional y la inclusión de los «20 minutos de pausa del bocadillo» en la jornada laboral, en vez de sumar dos horas 'extra' a la jornada. «Pelear por un trabajo digno», según lo definía hace unos días el portavoz de USO, Manuel Suárez.
«Tenemos una oportunidad, hemos pasado de no sentarnos a hacerlo», explicó Alfredo Suárez, secretario general de la Federación de Servicios de CC OO, tras desconvocar la huelga. «Yo soy optimista, pero lo importante es que la cosa siga viva tras garantizarnos un compromiso por parte del gobierno del Principado», añadió.
A pesar de las declaraciones que el Ejecutivo vino haciendo los últimos días, afirmando que «continuaremos con la labor de arbitraje» entre trabajadores y patronal para llegar a una solución», a muchos les cogió con el pie cambiado. Sin ir más lejos, a las propias secciones sindicales, que ya habían ultimado el operativo de piquetes informativos para las próximas cuatro jornadas y difundido la convocatoria de una manifestación el domingo en Gijón. «Estamos con ganas, con el ánimo bastante alto, porque hemos visto que la sociedad asturiana está de nuestro lado», explicaba Arancha Carcedo, trabajadora de Alimerka y representante de CC OO, antes de conocerse la desconvocatoria de la huelga de supermercados. No en vano, por entonces, desde el comité de huelga recordaban que «seguimos sin ninguna llamada desde la parte empresarial».
A primera hora de la mañana tampoco parece que las tuvieran todas consigo Alimerka, la empresa con más peso en la patronal del sector. La compañía emitía un comunicado en el que pedía el cese de la huelga por «desproporcionada tanto en su duración, como en las fechas elegidas por el daño originado a miles de clientes y el perjuicio ocasionado a los balances de unas empresas cuyas cifras de venta llevan tiempo, en el mejor de los casos, estabilizadas debido a la débil situación económica, las incertidumbres que aquejan a la misma, así como a la profunda crisis demográfica asturiana». A través de esta misma nota, la compañía asturiana recordaba su inversión superior a los 270 millones de euros en la última década en la región y la creación de más de mil empleos.
Aunque esta empresa no es la única inmersa en el conflicto, también lo estaban La Plaza Dia, Masymas y el Grupo Arco, sí era la principal afectada debido a su magnitud. En concreto, y tras rebajar la estimación inicial de 2 millones de euros, fijó en 600.000 euros las pérdidas en alimentos perecederos que no pudo distribuir por el bloqueo al que sometido su centro logístico de Lugones durante el fin de semana.
Fade también se había pronunciado ayer horas antes de llegarse a una solución. Lo había hecho en un similar a Alimerka. De hecho, apelaba al mismo calificativo: «Desproporcionada». Los empresarios asturianos subrayaron que «la negociación significa cesión por parte y parte, no imposición por una de ellas».
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