Lakshmi Mittal, a la izquierda, conversa con Pedro Sánchez, a la derecha, durante el encuentro celebrado en Davos. E. C.

Sánchez promete a Mittal por tercera vez en un año que rebajará el coste de la electricidad

El presidente del Gobierno califica de «constructivo» el encuentro, en el que el precio de la energía volvió a ser el gran protagonista

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Jueves, 23 de enero 2020, 02:40

Ha pasado un año desde que Pedro Sánchez y el consejero delegado de ArcelorMittal, Lakshmi Mittal, se reunieron por primera vez. Fue en el mismo escenario en el que ayer mantuvieron su tercer encuentro en estos doce meses, el Foro de Davos ( ... Suiza), y con prácticamente los mismos asuntos sobre la mesa: el coste energético y los elementos que distorsionan la competitividad de las factorías de la multinacional en España, cuyo grueso de actividad se encuentra en Asturias. Esta nueva cita tuvo lugar en un «ambiente constructivo», según señaló el propio presidente del Gobierno en un tuit, tras reunirse también con responsables de otras empresas con intereses en el país, como Amazon, Google o Renault. En su encuentro con Mittal, Sánchez volvió a prometer mejoras, como sacar adelante próximamente el ansiado estatuto para las electrointensivas, mientras que el magnate angloindio insistió en los problemas de competitividad que genera el alto coste de la energía para unas factorías como las asturianas, que este año han sufrido severos ajustes por la crisis que padece el sector.

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Poco ha trascendido de la reunión entre ambos, pero sí que el coste de la energía ha sido el gran protagonista del encuentro, un caballo de batalla de la multinacional y otras electrointensivas que se quejan de que el precio que pagan es hasta un 30% superior al de sus competidores de Francia y Alemania, y que se suma también al sobrecoste que se deriva de la sobrerretribución de los peajes del gas.

Frente a estas demandas, Sánchez destacó la caída de la factura de la electricidad en 2019. El precio medio del mercado diario descendió el 16,7% en comparación con el de 2018, principalmente, por el abaratamiento del gas natural, que supuso la salida del carbón del mix. La meteorología favorable por la entrada de renovables permitió, incluso, colocar el coste del megavatio por debajo del francés a final de año. Sin embargo, se trató de un hecho puntual, pues teniendo en cuenta el mercado diario de todo 2019, el precio medio fue un 26,5% más caro que el alemán y un 20,9% superior al galo, denuncia la industria electrointensiva.

Por otro lado, el año pasado el Gobierno de Sánchez elevó hasta 172 millones el aumento de las ayudas por los costes indirectos del CO2, una cuantía que el Ejecutivo se ha comprometido a elevar hasta el máximo posible en este 2020 y que, la gran industria, calcula que podría llegar hasta los 300 millones de euros. Por contra, la retribución de la subasta de interrumpibilidad se quedó prácticamente en nada, tras los cambios impulsados por el Ministerio para la Transición Ecológica en la última convocatoria. De hecho, en ella, Arcelor se fue de vacío y llegó a calificarla de «desastre». De este modo, las factorías, a la vez que salían beneficiadas por las ayudas por los costes indirectos del CO2, se veían perjudicadas por el desplome de los pagos de la subasta eléctrica. Esta herramienta permitía a las electrointensivas rebajar su abultada factura de la luz a cambio de estar disponibles para dejar de consumir en caso de necesidad, un seguro ante picos de demanda o para controlar el alza de los precios en momentos concretos del que ya no se beneficia la siderúrgica.

Sánchez destacó, sin embargo, la «buena evolución de los precios de la electricidad y la próxima aprobación del estatuto de consumidores electrointensivos» como principales avances de su Ejecutivo.

Este tercer encuentro, después de que Mittal intentara de forma infructuosa reunirse con el presidente del Gobierno en la etapa de Mariano Rajoy, tuvo lugar en un contexto mucho más complicado para el sector que el primero de hace un año, aunque bastante similar a la segunda reunión, que se produjo en octubre en la Moncloa. En esa segunda cita, Sánchez, entonces en funciones, se comprometió a fijar el marco legal para que Arcelor siguiera en Asturias y el magnate del acero a mantener las inversiones y el proyecto industrial en la región.

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Si hace doce meses ya se preveía que llegaban tiempos convulsos para el sector siderúrgico, el paso de los meses solo ha servido para refrendar los malos augurios. La caída de la demanda debido a la desaceleración económica y la alta importación de acero de otros países, en gran parte derivada de la guerra comercial, han supuesto importantes recortes en las plantas europeas de la multinacional, entre ellas en Asturias, donde se anunció la reducción de la producción de, al menos, 700.000 toneladas este año, y donde se han sucedido las paradas y las regulaciones de personal.

Más allá de reclamar apoyos para reducir la factura eléctrica, Mittal lleva también mucho tiempo reclamando que se impulse algún ajuste en frontera que compense, frente a sus competidores extracomunitarios, los esfuerzos en materia de descarbonización que hacen las plantas siderúrgicas europeas y el pago de los derechos de emisión de CO2. Este mecanismo, aún sin definir, podría ser algún tipo de arancel ambiental, herramienta que Sánchez se ha comprometido a impulsar en el seno de la Unión Europea.

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