La volatilidad se ha convertido en la compañera de viaje de Grifols en Bolsa. Después de desplomarse un 35% el jueves tras presentar sus cuentas sin auditar, el valor rebota este viernes un 18%, recuperando los 8,98 euros por acción. La subida es, ... aun así, insuficiente para borrar por completo el caos bursátil de la sesión anterior. Y también el informativo, con la compañía viéndose obligada a remitir hasta tres notas aclaratorias a la CNMV en apenas unas horas para despejar las dudas en torno a sus resultados.
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La falta de concreción en sus explicaciones sobre su estrategia contable lleva dañando la credibilidad de Grifols desde el mismo 9 de enero, cuando Gotham City Research publicó el fatídico informe en el que acusaba a la compañía de falsedad contable. Desde entonces, sus acciones aún suman una caída cercana al 40%, desde los 14,24 euros en los que cotizaba por entonces.
Con ese telón de fondo, intenta defender hoy algunos de los puntos que más dudas han generado en sus cuentas. El primero, la evolución del flujo de caja libre, un indicador clave para los inversores, que viene a reflejar la cantidad de dinero que queda en una empresa tras restar de sus ingresos los gastos e inversiones necesarias para mantener su actividad.
Ante las dudas del mercado, Grifols reconoce que ese flujo de caja libre se verá afectado en 2024 por los costes de reestructuración y la inversión en cenetros de plasma en EE UU anunciada el pasado año tras un acuerdo con Inmmunotek. Sin esos efectos extrardinarios, el flujo de caja sería de 485 millones de euros. Y la previsión apunta a que en el periodo 2025-2027 la cifra que se genere oscile entre los 2.000 y los 2.500 millones (antes de dividendos).
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Por otro lado, Grifols también ha confirmado que la venta de su filial Shanghai RAAS a Haier ya ha pasado la auditoría externa, lo que implica un paso más para cerrar una operación que es clave para el futuro de la empresa, que destinará los ingresos de la venta a reducir deuda.
Pese a las informaciones adicionales a las cuentas presentadas el jueves, los analistas recomiendan prudencia ante la fuerte volatilidad que rodea a una compañía que, según indican, «está poniendo la alfombra roja a sus críticos» con la publicación de sus cuentas sin auditar y sin la firma de uno de los consejeros.
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Así que la principal recomendación es esperar, al menos, hasta que la CNMV publique las conclusiones de su investigación sobre el informe de Gotham. Y también hasta que la propia Grifols aclare otros aspectos que generan mucho recelo en el mercado, como la relación de la compañía y la familia fundadora con Scranton, uno de los accionistas principales del grupo.
En las propias cuentas de 2023 existen elementos de sospecha. Por ejemplo, BPC Plasma (empresa que Grifols consolida en resultados a pesar de no tener participación accionarial) ha pagado un dividendo de 266 millones a su accionista Scranton (donde a su vez tiene presencia la familia Grifols). «Supuestamente ese pago se realizó sin salida de caja», indican desde el departamento de análisis de Bankinter. Algo que Grifols confirma en un tercer hecho relevante a la CNMV. Pero los analistas insisten en que este es «un movimiento que no se ha explicado» y que «posiblemente suponga un quebranto patrimonial para los minoritarios, en base a la confusa e insuficiente información disponible».
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